"Borges se merece y necesita no una biografía sino una enciclopedia. Una –a ver quién se anima– Enciclopaedia Borgeanna. Y después extraviarla al fondo de un corredor con espejos para que alguien la encuentre y la lea y la active y así, página tras página, entrada sin salida, hasta el fin del principio. Hasta que el mundo sea Borges." Rodrigo Fresán.
Pero, ¿quién era Borges?.
Hay dos anécdotas que me resultan especialmente divertidas. La primera es aquella en la que Borges escribe un cuento para La Nación: “24 de agosto de 1983″, donde el propio Borges se soñaba a sí mismo suicidándose en esa precisa fecha, el día en que cumplía 84 años. A medida que se acercaba la fecha de su cumpleaños, apareció mucha gente preocupada por el posible traslado de la ficción a la realidad. Borges entonces comentó: “¿Qué hago? ¿Me comporto como un caballero y convierto en realidad esa ficción para no defraudar a esa gente? ¿O me hago el distraído y dejo pasar las cosas? .
La otra es aquella que relata Tabucchi, ¡El invento de Caillois":
Hace un tiempo, una revista francesa publicó una insólita noticia: Jorge Luis Borges no existía. Su figura, divulgada con ese nombre, habría sido solo el invento de un grupo de intelectuales argentinos (entre ellos, naturalmente Bioy Casares) que simplemente habían publicado una obra colectiva detrás de la creación de un personaje ficticio. Y que la persona conocida como Borges, aquel viejo ciego con bastón y sonrisa árida, era un actor italiano de tercer orden (la revista mencionaba incluso el nombre, pero no lo recuerdo) contratado años antes para hacer una broma, y que había quedado cautivo dentro del personaje resignándose finalmente a ser Borges “de verdad”. La noticia era tan borgeana que de por sí resultaba divertida; pese a que enseguida pensé que detrás de esa travesura no podía estar otro que el mismo Borges. Por lo demás, se trata de un discurso que se remonta a mucho tiempo atrás, cuando el “caso” Borges estalló en Europa. Quien lo hizo estallar fue, como es sabido, Roger Caillois, gran explorador de la literatura, quien finalmente había descubierto a un escritor exótico que, sin ser realmente exótico, podía proponer al lector francés algo muy distinto de los temas asfixiantes y provincianos en los que parecía haber caído por esos años la literatura francesa. El éxito decretado por Francia decretó inmediatamente el éxito europeo y Borges, con la ironía que siempre supo utilizar respecto de sí mismo, declaró ser “un invento de Caillois”.
Decía Tabucchi que “el rechazo de la identidad personal por parte de Borges (ser nadie) no es sólo una irónica postura existencial sino justamente el motivo central de su narrativa”.
Borges se desdobla intencionalmente, es un todo, ficción y realidad, autor y no autor, pero Borges no desaparece nunca. Simplemente, como él mismo decía: "No sé cual de los dos escribe esta página".
Pero, ¿quién era Borges?.
Hay dos anécdotas que me resultan especialmente divertidas. La primera es aquella en la que Borges escribe un cuento para La Nación: “24 de agosto de 1983″, donde el propio Borges se soñaba a sí mismo suicidándose en esa precisa fecha, el día en que cumplía 84 años. A medida que se acercaba la fecha de su cumpleaños, apareció mucha gente preocupada por el posible traslado de la ficción a la realidad. Borges entonces comentó: “¿Qué hago? ¿Me comporto como un caballero y convierto en realidad esa ficción para no defraudar a esa gente? ¿O me hago el distraído y dejo pasar las cosas? .
La otra es aquella que relata Tabucchi, ¡El invento de Caillois":
Hace un tiempo, una revista francesa publicó una insólita noticia: Jorge Luis Borges no existía. Su figura, divulgada con ese nombre, habría sido solo el invento de un grupo de intelectuales argentinos (entre ellos, naturalmente Bioy Casares) que simplemente habían publicado una obra colectiva detrás de la creación de un personaje ficticio. Y que la persona conocida como Borges, aquel viejo ciego con bastón y sonrisa árida, era un actor italiano de tercer orden (la revista mencionaba incluso el nombre, pero no lo recuerdo) contratado años antes para hacer una broma, y que había quedado cautivo dentro del personaje resignándose finalmente a ser Borges “de verdad”. La noticia era tan borgeana que de por sí resultaba divertida; pese a que enseguida pensé que detrás de esa travesura no podía estar otro que el mismo Borges. Por lo demás, se trata de un discurso que se remonta a mucho tiempo atrás, cuando el “caso” Borges estalló en Europa. Quien lo hizo estallar fue, como es sabido, Roger Caillois, gran explorador de la literatura, quien finalmente había descubierto a un escritor exótico que, sin ser realmente exótico, podía proponer al lector francés algo muy distinto de los temas asfixiantes y provincianos en los que parecía haber caído por esos años la literatura francesa. El éxito decretado por Francia decretó inmediatamente el éxito europeo y Borges, con la ironía que siempre supo utilizar respecto de sí mismo, declaró ser “un invento de Caillois”.
Decía Tabucchi que “el rechazo de la identidad personal por parte de Borges (ser nadie) no es sólo una irónica postura existencial sino justamente el motivo central de su narrativa”.
Borges se desdobla intencionalmente, es un todo, ficción y realidad, autor y no autor, pero Borges no desaparece nunca. Simplemente, como él mismo decía: "No sé cual de los dos escribe esta página".
3 comentarios:
Hablando con Borges de Roger Caillois, reaparece en mi memoria el recuerdo de un episodio. Se lo cuento: "Marta Mosquera, sin duda en París y en el 51, me dijo que Caillois la llevó a comer una noche a un restaurant ruso, que él alababa mucho. "Si, lo recuerdo-le contesté-.Me llevó a mí también. En un sótano. Un restaurant infecto, donde sólo se comen platos pesadísismos cargados de salsas". Borges confirma todo, la predilección de Caillois por el lugar, y la calidad del mismo y de cuanto allí servían: "Cuando estuve en París, me llevó a mí también. Es un lugar asqueroso. Yo pedí cualquier cosa simple, un bife o huevos poché, cualquier cosa natural y sin salsa. Me explicaron que eso era imposible. Allí todo ya estaba sancochado en salsas o, según la más favorable explicación de Caillois, allí todo era delicioso "con" salsas. BIOY:"La noche que la llevó a Marta, Caillois comió a dos carrillos. Después, con algún pretexto que ella, en su ingenuidad, creyó, la llevó a la casa. La sentó en un diván, le puso un libro entre las manos y, exclamando: "Un momento", desapareció en cuarto contiguo.Ahí prorrumpió en estampidos reiterados e inconfundibles. Luego apareció dentro de una robe de chambre de seda negra, con pájaros desdibujados -todo él parecía un murciélago- y rápidamente intentó seducirla. Marta fingió alguna dolencia y prometió volver en otra ocasión". BORGES: "Es un cuento admirable. No parece inventado por Marta. No falta nada. La comida asquerosa... Parecería que todo ocurrió en el WC. Y todo echando mano a la misma región. No se alejó hasta los pies".A. Bioy Casares, 20 de julio de 1966
La Piaf, estúpidas letras de canciones, Wilde el olímpico dispensador de lo correcto, latineras equivocaciones, qué listos sómos cuando conocemos las respuestas! y nadie dice nada de usted,supremo dios Borges? (con la honrosa excepción del autor!). Shaw se empeñaba en que Samuel Johnson fue una creación de Boswell. Caillois bien pudo inventar,descubrir a Borges. Pero, a quién le importa Callois? Ahora, Callois, es un personaje marginal, el principal, Borges, es creado por Bioy.No vemos ya a Bioy en su extraño y copulativo final? Boswell=Bioy
"When I was a lad served a term
As office boy an Attorney's firm.
I cleaned the windows and I swept the floor,
And I polished up the handle of the big front door.
I polished up that handle so carefullee
That now I am the Ruler of the Queen's Navee!"
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