domingo, octubre 28, 2007

Las 48 leyes del poder


LAS 48 LEYES DEL PODER

"El maquiavelismo es una ciencia y, como tal, sirve tanto a reaccionarios como a demócratas, del mismo modo que el arte de la esgrima tanto sirve a los gentilhombres como a los a los bandidos para defenderse o asesinar".

Llámenme maquiavélica (aunque ahora me pregunto si Maquiavelo fué realmente maquiavélico, pues como afirma Gramsci en sus "Notas sobre la política de Maquiavelo", nuestro héroe pudo haber sido poco maquiavélico, por ser uno que sabe, que conoce el juego y tontamente lo enseña, cuando el maquiavelismo vulgar enseña a hacer lo contrario) pero el breve resumen que están a punto de leer forma parte de uno de los libros más deliciosos que han caido en mis aterciopeladas manos.

Disculpen la ausencia de estos días, puede que no sea más que un fiel reflejo de la Ley 16.

Ley N 1- Nunca le haga sombra a su amo.
Esfuércese siempre por lograr que quienes están jerárquicamente por encima de usted se sientan cómodos con su sensación de superioridad. No permita que sus deseos de complacerlos o impresionarlos lo induzcan a hacer ostentación de sus talentos y de su capacidad, ya que ello podrá generar un efecto opuesto al deseado, es decir, inspirar temor e inseguridad en sus superiores. Hágalos aparecer siempre más brillantes de lo que en realidad son... y accederá a la cumbre del poder.

Ley N 2- Nunca confíe demasiado en sus amigos.
Aprenda a utilizar a sus enemigos Desconfíe de los amigos; suelen ser los primeros en traicionarlo, ya que caen fácilmente presa de la envidia. También suelen convertirse en irrespetuosos y tiranos. En cambio, emplee a quien haya sido su enemigo, y le será más leal que un amigo, ya que deberá hacer mayores esfuerzos por demostrar su adhesión. Lo cierto es que usted debe temer más a sus amigos que a sus enemigos. Si no tiene enemigos, busque la forma de creárselos.

Ley N 3- Disimule sus intenciones.
Desconcierte a la gente y manténgala en la mayor ignorancia posible, sin revelar nunca el propósito de sus acciones. Si no tienen la menor idea de qué es lo que usted quiere lograr, les resultará imposible preparar una defensa. Condúzcalos por el camino de las falsas suposiciones, envuélvalos en una nube de humo y verá que, cuando al fin caigan en la cuenta de las verdaderas intenciones de usted, ya será tarde para ellos.

Ley N 4- Diga siempre menos de lo necesario.
Cuando intente impresionar a la gente con palabras, tenga en cuenta que cuanto más diga tanto más vulnerable será y tanto menor control de la situación tendrá.
Incluso cuando lo que diga sea sólo banalidad, parecerá una idea original si la plantea en forma vaga, abierta y enigmática. Las personas poderosas impresionan e intimidan por su parquedad. Cuanto más hable, mayor será el riesgo de decir alguna tontería.

Ley N 5- Casi todo depende de su prestigio. Defiéndalo a muerte.
Su renombre y su prestigio constituyen la piedra angular del poder. Basta el prestigio para intimidar y ganar. Sin embargo, una vez que decae, usted se tornará vulnerable y será atacado por todos los flancos. Convierta su prestigio en una fortaleza inexpugnable. Manténgase alerta frente a cualquier tipo de ataques potenciales y desbarátelos antes de que se produzcan. Al mismo tiempo, aprenda a destruir a sus enemigos abriendo brechas en la reputación de ellos. Luego dé un paso al costado y deje que la opinión pública lo crucifique.

Ley N 6- Busque llamar la atención a cualquier precio.
Todo es juzgado por su apariencia; lo que no se ve no cuenta. Nunca acepte perderse en el anonimato de la multitud o ser sepultado por el olvido. Ponga toda su fuerza en destacarse. Conviértase en un imán que concentre la atención de los demás, mostrándose más atractivo y más misterioso que la gran masa, tímida y anónima.

Ley N 7- Logre que otros trabajen por usted, pero no deje nunca de llevarse los laureles.
Utilice la inteligencia, los conocimientos y el trabajo físico de otros para promover su propia causa. Ese tipo de ayuda no sólo le permitirá ahorrar mucho tiempo y energía, sino que le conferirá un aura divina de rapidez y eficiencia. A la larga, sus colaboradores serán olvidados y todos lo recordarán a usted. Nunca haga lo que otros pueden hacer por usted.

Ley N 8- Haga que la gente vaya hacia usted y, de ser necesario, utilice la carnada más adecuada para lograrlo.
Cuando obligue a otro a actuar; deberá ser usted quien en todo momento ejerza el control. Siempre es mejor lograr que su contrincante se acerque a usted y abandone, en este proceso, sus propios planes. Atráigalo con ganancias fabulosas... y después proceda a atacar. Usted tiene todos los ases en la mano.

Ley N 9- Gane a través de sus acciones, nunca por medio de argumentos.
Cualquier triunfo circunstancial que usted obtenga a través de argumentación verbal en realidad es sólo una victoria pírrica: el resentimiento y la mala voluntad que así genera son más intensos y duraderos que cualquier acuerdo momentáneo que haya logrado. Es mucho más eficaz lograr la coincidencia de otros con la coincidencia de otros con usted a través de sus acciones, sin decir palabra alguna. No explique, demuestre.

Ley N 10- Peligro de contagio: evite a los perdedores y los desdichados.
La desdicha de los demás puede conducirlo a la muerte: los estados de ánimo son tan contagiosos y tóxicos como una enfermedad infecciosa. Aunque sienta que debe tenderle una mano a alguien que se está hundiendo, lo único que logrará con ello será acelerar su propia caída. A menudo, los perdedores, son los artífices de su propia desgracia y terminan por transmitirla a quien quiere ayudarlos. Evítelos y, en cambio, frecuente a individuos ganadores y felices.

Ley N 11- Haga que la gente dependa de usted.
Para mantener su independencia, es indispensable que los demás lo quieran y necesiten. Cuanto más confíen y dependan de usted, tanto más libertad usted tendrá. Haga que la gente dependa de usted para lograr su felicidad y prosperidad, y no tendrá nada que temer. Nunca enseñe a los demás lo suficiente como para que puedan arreglárselas sin su ayuda.

Ley N 12- Para desarmar a su víctima, utilice la franqueza y la generosidad en forma selectiva.
Un gesto sincero y honesto compensará docenas de actitudes dictadas por la hipocresía y la falsedad. El gesto de franca y honesta generosidad hace bajar la guardia aun al individuo más desconfiado. Una vez que su sinceridad selectiva haya abierto una brecha en la armadura del otro, podrá manipularlo y embaucarlo a su antojo. Un obsequio oportuno -especie de caballo de Troya- podrá cumplir el mismo objetivo.

Ley N 13- Cuando pida ayuda, no apele a la compasión o a la gratitud de la gente, sino a su egoísmo.
Si necesita recurrir a la ayuda de un aliado, no se moleste en recordarle el apoyo que usted le dio en el pasado o sus buenas acciones. Lo pasado se ignora o se olvida. Si, en cambio, al formular su pedido de colaboración, usted muestre elementos que beneficiarán a la otra persona y hace gran hincapié en ellos, su contrincante responderá con entusiasmo a su solicitud, al detectar el beneficio que podría obtener.

Ley N 14- Muéstrese como un amigo pero actúe como un espía.
Es de fundamental importancia saberlo todo sobre su rival. Utilice espías para reunir información valiosa que le permita mantener siempre una ventaja sobre él. Y mejor aún: haga usted mismo de espía. Aprenda a sondear con cuidado a la gente en corteses encuentros sociales. Formule preguntas indirectas para lograr que el otro revele sus intenciones y sus debilidades. Toda ocasión es buena para ejercer el arte del espionaje.

Ley N 15- Aplaste por completo a su enemigo.
Empezando por Moisés, todos los grandes líderes de la historia sabían que era necesario aplastar por completo al enemigo al que temían. (En algunas oportunidades aprendieron esta lección a fuerza de golpes). Si se deja encendida una sola brasa, por muy débil que sea, siempre se corre el riesgo de que vuelva a desencadenarse un incendio. Se ha perdido más por una aniquilación a medias que por una exterminación total: el enemigo se recuperará y buscará venganza. Destruyalo por completo, no sólo física sino también espiritualmente.

Ley N 16- Utilice la ausencia para incrementar el respeto y el honor.
Demasiada oferta reduce el precio: cuanto más lo vean y oigan, tanto menos necesario lo considerarán los demás. Si ya ha afirmado su posición dentro de un grupo determinado, un alejamiento temporario hará que hablen más de usted, e incluso que lo admiren. Deberá aprender cuándo alejarse. Recuerde que la escasez de un recurso incrementa su valor.

Ley N 17- Mantenga el suspenso.
Maneje el arte de lo impredecible El ser humano es hijo del hábito y tiene una necesidad insaciable de sentirse familiarizado con las actitudes de quienes lo rodean. Si usted se muestra predecible, confiere a los demás la sensación de tener cierto control sobre usted. Invierta los papeles: muéstrese deliberadamente impredecible. Las actitudes que en apariencia carecen de coherencia o propósito desconcertarán a los demás, que se agotarán tratando de explicarse sus movimientos y acciones. Llevada a un extremo, esta estrategia puede intimidar y aterrorizar.

Ley N 18- No construya fortalezas para protegerse: el aislamiento es peligroso.
El mundo es un sitio peligroso y los enemigos acechan por doquier; todos necesitan protegerse. Una fortaleza se presenta como la alternativa más segura. Pero el aislamiento lo expone más de la que la protege de los peligros que la rodean, ya que la aisla de información valiosa y la destaca como un blanco difícil para los demás. Es mucho más seguro circular, mezclarse entre la gente y buscar aliados. La multitud lo protege de sus enemigos.

Ley N 19- Sepa con quién está tratando: no ofenda a la persona equivocada.
En el mundo hay muchas clases de personas diferentes, y usted no puede suponer que todos reaccionarán de la misma manera frente a sus estrategias. Hay ciertas personas que, si usted las manipula o engaña, pasarán el resto de su vida procurando vengarse. Serán, desde el momento de la ofensa, lobos con piel de oveja. Elija con cuidado a sus víctimas y a sus contrincantes, y nunca ofenda o engañe a la persona equivocada.

Ley N 20- No se comprometa con nadie.
Sólo los tontos se apresuran siempre a tomar partido. No se comprometa con ninguna posición o causa, salvo con la suya propia. El hecho de mantener su independencia lo convierte en el amo de los demás. Obtenga beneficios oponiendo a las personas entre sí.

Ley N 21- Finja candidez para atrapar a los candidos: muéstrese más tonto que su víctima.
A nadie le gusta sentirse más estúpido que los demás. Por lo tanto, el truco consiste en hacer sentir sagaces e inteligentes a sus víctimas y, sobre todo, más sagaces e inteligentes que usted. Una vez que las haya convencido de esto, nunca sospecharán que usted tiene motivaciones ocultas contra ellos.

Ley N 22- Utilice la táctica de la capitulación. Transforme la debilidad en poder.
Cuando usted sea el más débil, nunca luche simplemente por salvar su honor. Opte, en cambio, por la capitulación. Rendirse le dará tiempo para recuperarse, tiempo para atormentar e irritar al vencedor, tiempo para esperar a que el poder de éste se diluya. No le dé la satisfacción de luchar y ser vencido por él. Capitule antes de ser derrotado. Al volver la otra mejilla, enfurecerá y desconcertará a su contrincante. Convierta la capitulación en un instrumento de poder.

Ley N 23- Concentre sus fuerzas.
Conserve sus fuerzas y su energía manteniéndolas concentradas en su punto más fuerte. Ganará más descubriendo un rico yacimiento y explotándolo en profundidad, que pasando de un yacimiento pobre a otro: la intensidad siempre triunfa sobre la dispersión. Cuando busque fuentes de poder que puedan promoverlo, procure encontrar siempre el patrón clave único, la vaca lechera que puedan ordeñar durante largo tiempo.

Ley N 24- Desempeñe el papel de cortesano perfecto.
El cortesano perfecto, adulador e intrigante, prospera y alcanza su plenitud en un mundo en el cual todo gira en tomo del poder y de la habilidad política. Domina a la perfección el arte de la oblicuidad. Adula, se somete a sus superiores y reafirma su poder sobre los demás de la forma más encantadora y graciosamente indirecta y falsa. Aprenda a aplicar las leyes del cortesano, y su ascenso dentro de la corte no conocerá límites.

Ley N 25- Procure recrearse permanentemente.
No acepte los papeles que la sociedad le ha endilgado. Fórjese una nueva identidad que atraiga la atención y nunca aburra al público. Sea el dueño de su propia imagen, en lugar de permitir que otros la definan por usted. Incorpore elementos dramáticos en sus gestos y acciones públicas, y su poder se verá reforzado y su personalidad crecerá en forma asombrosa.

Ley N 26- Mantenga sus manos limpias.
Es necesario que, en todo momento, usted aparezca como paradigma de la corrección y la eficiencia. Sus manos nunca se ensuciarán por ilícitos o descuidos. Mantenga esa apariencia impecable, utilizando a otros como testaferros o pantallas para ocultar, cuando sea necesario, su participación personal en hechos de esta índole.

Ley N 27- Juegue con la necesidad de la gente de tener fe en algo, para conseguir seguidores incondicionales.
La gente tiene una necesidad irrefrenable de creer en algo. Conviértase en el centro focalizador de esa necesidad, ofreciéndoles una causa o una nueva convicción a la que adherir. Formúlela en términos vagos pero pletóricos de promesas. Enfatice el entusiasmo por sobre el pensamiento claro y racional. Dé a sus nuevos discípulos, rituales que realizar y exíjales sacrificios. Ante la ausencia de una religión organizada y grandes causas en las que puedan creer, su nuevo sistema de convicciones le conferirá un poder inaudito.

Ley N 28- Sea audaz al entrar en acción.
Si se siente inseguro frente a determinado curso de acción, no lo intente. Sus dudas y titubeos se transmitirán a la ejecución del plan. La timidez es sumamente peligrosa; lo mejor es encarar toda acción con audacia. Cualquier error que usted cometa por ser audaz se corregirá con facilidad mediante más audacia. Todo el mundo admira al audaz; nadie honra al timorato.

Ley N 29- Planifique sus acciones de principio a fin.
Un final brillante constituye el corolario que da énfasis a todo su accionar. Planifique su camino teniendo en cuenta todas las consecuencias posibles, todos los obstáculos y todos los giros del azar que puedan incidir de manera negativa sobre su trabajosa elaboración y otorgar la gloria a otros. Planificar todo un proceso, de principio a fin, evitará que lo abrumen los factores negativos y le permitirá saber con exactitud cuándo detenerse. Maneje la fortuna con cuidado y determine el futuro planificando a largo plazo.

Ley N 30- Haga que sus logros parezcan no requerir esfuerzos.
Su accionar deberá parecer natural y de fácil ejecución. Toda la práctica y el esfuerzo que usted realice, así como todas las habilidosas artimañas a las que recurra, deberán permanecer ocultos. Cuando actúe, hágalo como si la tarea que tiene entre manos fuese algo de lo más sencillo, como si pudiese hacer todavía mucho más. Evite la tentación de revelar lo mucho que usted trabaja, pues con ello sólo generará cuestionamientos. No le enseñe a nadie sus trucos especiales, o los usarán contra usted.

Ley N 31- Controle las opciones: haga que otros jueguen con las cartas que usted reparte.
El mejor engaño es aquel que aparenta ofrecer opciones al otro: sus víctimas sienten que controlan la situación. Pero en realidad no son sino títeres en sus hábiles manos. Presente opciones que siempre le sean favorables, independientemente de cuál de ellas elijan los demás. Obligúelos a optar entre el menor de dos males y logre que cualquiera de las dos elecciones resulte a favor de usted. Haga que cualquier alternativa por la que se decidan sus rivales, los perjudique a ellos y lo beneficie a usted.

Ley N 32- Juegue con las fantasías de la gente.
Muchas veces se evita la verdad porque suele ser dura y desagradable. Nunca recurra a la verdad, ni a la realidad, salvo que esté dispuesto a enfrentar la ira que genera la desilusión. La vida es tan dura y problemática que aquellas personas capaces de inventar ilusiones o conjurar fantasías son como oasis en el desierto: todos van hacia ellas. Apelar a las fantasías de las masas es una fuente inmensa de poder.

Ley N 33- Descubra el talón de Aquiles de los demás.
Todo individuo tiene un punto débil, una fisura en la muralla que rodea su fortaleza. Por lo general, esa debilidad es algo que le causa inseguridad, o una emoción o una necesidad que lo supera. También puede ser un pequeño placer secreto. Sea lo que fuere, una vez que usted la haya descubierto, esa debilidad se convierte en un elemento de presión que podrá manejar a su antojo y, por su puesto, siempre a su favor.

Ley N 34- Actúe como un rey para ser tratado como tal.
Su forma de actuar determinará cómo lo tratarán los demás: a la larga, una presencia vulgar o común hará que la gente le pierda el respeto. Porque un rey se respeta a sí mismo e inspira el mismo sentimiento en los demás. Al adoptar una actitud de rey, mostrando confianza en su propio poder, logrará que lo consideren destinado a llevar una corona real sobre la cabeza.

Ley N 35- Domine el arte de la oportunidad.
Nunca demuestre tener prisa, ya que el apuro delata una falta de control sobre el tiempo y sobre su propio accionar. Muéstrese siempre paciente, como si supiera que, con el tiempo, todos sus deseos se cumplirán. Conviértase en especialista en el arte de detectar el momento propicio para cada cosa. Descubra el espíritu de los tiempos actuales y las tendencias que lo llevarán al poder. Aprenda a mantenerse a la expectativa cuando el momento propicio no haya llegado, y a golpear con fuerza cuando la oportunidad le sea propicia.

Ley N 36- Menosprecie las cosas que no puede obtener: ignorarlas es la mejor de las venganzas.
Al prestar atención a un problema trivial, lo convierte en real y le confiere importancia. Cuanta más atención le preste a un enemigo, más lo fortalecerá. Y a menudo, un pequeño error se magnifica en el intento de corregirlo. A veces, lo mejor es dejar ciertas cosas por completo de lado. Si hay algo que usted desea pero no puede obtener, menosprecíelo. Cuanto menos interés demuestre, mayor será el nivel de superioridad que verán los demás en usted.

Ley N 37- Arme espectáculos imponentes.
Una imaginería impactante y gestos simbólicos grandiosos generan aura de poder, ya que ejercen gran atracción sobre todos. Presente espectáculos imponentes para quienes lo rodean, plenos de elementos visuales fascinantes y radiantes simbolismos que enfaticen su presencia. Encandilados por las apariencias, los demás no se darán cuenta de lo que usted está haciendo en realidad.

Ley N 38- Piense como quiera, pero compórtese como los demás.
Si usted hace ostentación de ir contra la corriente, alardeando acerca de sus ideas poco convencionales y sus actitudes heterodoxas, la gente pensará que usted sólo desea llamar la atención y que desprecia a los demás. Encontrarán la forma de castigarlo por hacerlos sentir inferiores. Es mucho más seguro confundirse con la masa y adoptar un cierto aire "común". Limítese a compartir su originalidad con amigos tolerantes y con aquellas personas de las que está seguro que aprecian su forma de ser diferente y especial.

Ley N 39- Revuelva las aguas para asegurarse una buena pesca.
La ira y las emociones son estratégicamente contraproducentes. Siempre deberá mantenerse sereno y objetivo, pero si puede enfurecer a sus enemigos mientras usted conserva la calma, obtendrá una ventaja decisiva. Desoriente a sus enemigos: descubra la grieta, a través de la cual pueda sacudirlos y manejarlos.

Ley N 40- Menosprecie lo que es gratuito.
Todo lo que es gratuito es peligroso, ya que por lo general implica alguna treta o un compromiso oculto. Las cosas que tienen valor valen la pena pagarse. De esta manera, no estará obligado a gratitud alguna, se verá libre de culpa y evitará fraudes y engaños. Lo más inteligente es, a menudo, pagar el precio total. Cuando hablamos de excelencia no hay gangas. Sea generoso con su dinero y hágalo circular, dado que la generosidad es señal e imán de poder.

Ley N 41- Evite imitar a los grandes hombres.
Lo que se produce por primera vez siempre parece mejor y más original que lo que viene después. Si usted sucede a un gran hombre o tiene padres célebres, deberá lograr el doble para superar la imagen de ese "modelo". No se pierda en la sombra de esos "grandes" ni se quede estancado en un pasado que no es obra suya: encuentre su propia identidad y reafírmela con su accionar diferente. Elimine a ese padre dominante, reniegue de su herencia y gane poder a través de sus propios méritos.

Ley N 42- Muerto el perro, se acabó la rabia.
Los problemas suelen tener su origen en un solo individuo fuerte: el instigador, el subalterno arrogante, el sembrador de inquinas y resentimientos. Si usted deja espacio para el accionar de este tipo de individuo, otros sucumbirán a la influencia del personaje. No espere a que los problemas que él causa se multipliquen, y no trate de negociar con él, pues es irrecuperable. Neutralice esa influencia, aislándolo o eliminándolo. Recuerde que, muerto el perro, se acabó la rabia.

Ley N 43- Trabaje sobre el corazón y la mente de los demás.
La coerción provoca una reacción que, con el tiempo, puede actuar contra usted. Es necesario lograr, mediante maniobras de seducción, que los demás se muevan en la dirección que usted desea. Una vez seducida, la persona se convierte en su leal servidor. Y la forma más eficaz de seducir a alguien, consiste en manejar con habilidad las flaquezas y la psicología del individuo. Debilite la resistencia del otro a través de la manipulación de las emociones, jugando con lo que el otro ama y valora, o lo que teme. Si usted ignora el corazón y la mente de los demás, terminarán odiándolo.

Ley N 44- Desarme y enfurezca con el efecto espejo.
El espejo refleja la realidad pero también es el arma perfecta para el engaño: cuando usted refleja a sus enemigos, haciendo exactamente lo que hacen ellos, sus rivales no lograrán deducir su estrategia. El efecto espejo los burla y humilla, lo cual los lleva a reaccionar en forma desmedida. Al poner un espejo frente a su psique, usted los seduce con la ilusión de que comparte sus valores. Al reflejar sus acciones en un espejo, les enseña una lección. Son muy pocos los que pueden resistirse al poder del efecto espejo.

Ley N 45- Predique la necesidad de introducir cambios, pero nunca modifique demasiado a la vez.
En teoría, todo el mundo comprende la necesidad del cambio, pero en el nivel cotidiano el ser humano es hijo de la costumbre. Demasiada innovación resulta traumática y conducirá a la rebelión. Si usted es nuevo en una posición de poder, o un tercero que intenta construir una base de poder, haga alarde de respetar la forma tradicional de hacer las cosas. Si se impone un cambio necesario, hágalo aparecer como una leve modificación positiva del pasado.

Ley N 46- Nunca se muestre demasiado perfecto.
Siempre es peligroso mostrarse superior a los demás, pero lo más peligroso de todo es parecer libre de toda falla o debilidad. La envidia genera enemigos silenciosos. Lo inteligente es poner de manifiesto, de vez en cuando, sus defectos y admitir vicios inofensivos, a fin de desviar la envidia y parecer más humano y accesible. Sólo los dioses y los muertos pueden parecer perfectos impunemente.

Ley N 47- No vaya mas allá de su objetivo original; al triunfar, aprenda cuándo detenerse.
El momento del triunfo es a menudo el momento de mayor peligro. En el fragor de la victoria, la arrogancia y un exceso de confianza en sus fuerzas pueden llegar a impulsarlo más allá de la meta que se había propuesto en un principio, y al ir demasiado lejos, serán más los enemigos que le creará que los que logre vencer. No permita que el éxito se le suba a la cabeza. No hay nada como la estrategia y la planificación cuidadosa. Fíjese un objetivo y, cuando lo alcance, deténgase.

Ley N 48- Sea cambiante en su forma.
Al adoptar una forma definida y tener un plan claro para todo el mundo, usted se convertirá en el blanco de ataques diversos. En lugar de brindar a sus enemigos algo concreto que atacar, manténgase flexible, adaptable y en movimiento. Acepte el hecho de que nada es absoluto y de que no existen leyes fijas. La mejor manera de protegerse es mantenerse tan fluido y amorfo como el agua. Nunca apueste a la estabilidad ni a un orden perdurable. Todo cambia.

jueves, octubre 18, 2007

Nudos

Como les he comentado, estimados gaznápiros, aquí tienen algunos de los famosos "Nudos" o "Knots" del divertido psiquiatra escocés, Ronald Laing. El primero va dedicado a ustedes por- como decía en el último comentario de la entrada anterior- el puro placer que me invade al divertirles o verles divertidos (que me parece que no es lo mismo) y los atroces e infrahumanos esfuerzos que angelicalmente hago. ¡Diviértanse!

Ellos no se divierten.
Yo no puedo divertirme si ellos no se divierten.
Si yo los hago divertirse, podría divertirme con ellos.
Hacerlos divertirse no es entretenido.
Es un rudo trabajo.
Podría divertirme descubriendo porqué ellos no se divierten.
No se me prohibe complacerme en buscar porqué ellos no se divierten.
Pero hay un cierto placer en aparentarante ellos que yo no me divierto,
en descubrir porqué ellos no se divierten.
Se aproxima una niña y me dice: "Divirtámonos".
Pero divertirse es una pérdida de tiempo,
porque esto no ayuda a descubrir porqué ellos no se divierten.
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Y otro de los que más me gustan:

Yo no me estimo.
No puedo estimar a alguien que me estime.
Sólo puedo estimar a alguien que no me estime.
Yo estimo al que no me estima.
Yo menosprecio al que no me menosprecia.
Sólo una persona despreciable
podría estimar a alguien tan despreciable como yo.
No puedo amar a alguien a quien yo menosprecie.

Si amo a alguien
no puedo creer que ese alguien me ame.
¿Qué prueba podría darme?

Ronald Laing

Para finalizar, y dejarles ya libremente con sus inverosímiles y excitantes tertulias, recuerdo que Nietzsche pronunció algo similar a este último nudo laingiano que nos ocupa. Fué lo siguiente:

"En realidad, el descubrir que alguien le corresponde con su amor debería desilusionar al amante acerca del ser amado. ¿Cómo? ¿Es él lo bastante modesto para amarte incluso a ti? ¿O lo bastante estúpido?". F. Nietzsche

Desaten o corten sus propios nudos. Alejandro Magno ya afirmó ante el nudo gordiano que era lo mismo hacer lo uno que lo otro

martes, octubre 16, 2007

Patria

Anoche fuí un poco retozona y me acosté algo más tarde de lo que mi pobre cuerpo tiende a tolerar. Hoy, claro está, todavía arrastro un atroz dolor de cabeza. No obstante, todo sufrimiento es poco cuando una lo pasa tan bien como ayer, aunque sea a altas horas de la madrugada. Confío en que no se me malinterprete, retorcidas comadrejas, mi compañero nocturno no era otro que el ejemplar y digno G.K Chesterton.

Fué, así pues, su estudio sobre Bernard Shaw el que me sacó del letargo y del fúnebre estado que siempre deja el hecho de escuchar el Réquiem de Mozart a desaconsejables horas.

Tengo que admitir que disfruté y reí profusamente con los afilados comentarios que el inglés impele sobre el irlandés-aunque al mismo tiempo me produce cierta lástima, observen su melancólico semblante-.(Momento digresivo que servirá de enlace a lo que quiero decir después, pueden ir a podar su manzano si lo desean y volver más tarde). Hace poco, concretamente en la onomástica de mi progenitora -llaménme matercéntrica- se festejaba el célebre día en el cual todos estamos muy contentos de pertenecer al país al que pertenecemos y que, por fuerza, algo bueno ha de tener. Quería haber hecho una entrada en esa fecha sobre el mencionado asunto, pero algo en mi interior me decía que me iba a meter en unos tortuosos enredos, cuando mi único propósito habría sido el de divertirme yo y, si lo conseguía, a ustedes, queridas sanguijuelas chupasangre. Al final desistí, como digo, por estas tribulaciones mías, pero ahora que he leído a Chesterton, me parece que mandaré todo al diablo y les pondré lo que dice con su habitual sarcasmo del patriotismo de Shaw:

Dice Shaw: "Soy un irlandés típico, mi familia procede de Yorkshire".

"Esa concisa observación acerca de Irlanda y de Yorkshire es un ejemplo típico. Si Shaw hubiese intentado en realidad correr todas las etapas sensatas de su broma, la frase se parecería algo a lo que sigue: "Que soy irlandés es un hecho psicológico que puede hallarse en muchas de las cosas que trascienden de mí: mi natural descontentadizo, mi fría ferocidad y mi desconfianza en el placer puro. Pero ello ha de comprobarse con lo que sale de mí; no intentar conmigo la argucia de preguntarme de donde procedo, cuantos montones de trescientos sesenta y cinco días vivió en Irlanda mi familia. No gastarme la broma de si soy celta, palabra oscura para el antropólogo y enteramente falta de sentido para los demás. No entablar tantas discusiones sobre si la palabra Shaw es alemana, o escandinava o ibérica o vasca. Vosotros sabéis que sois humanos; yo, que soy irlandés. Sé que pertenezco a determinado tipo e índole de la sociedad, y, por tanto, son irlandeses. Podéis iros al diablo o a Oxford con vuestros libros de Antropología". De esta manera, despacio, detallada y prolijamente, hubiera explicado Shaw lo que quería decir, si lo hubiera creído conveniente. Como no lo juzgó así, lanzó simplemente la simbólica, pero completísima frase: "Soy un irlandés típico, mi familia procede de Yorkshire". "George Bernard Shaw." G. K Chesterton

sábado, octubre 13, 2007

El cuento más hermoso del mundo, Rudyard Kipling

Al mencionarse al gran Kipling en los últimos comentarios, he sentido como si un fuerte golpe de aire fresco despejara mis sentidos y me hicera ver transparentemente que tenía que hacer una entrada sobre Él.

Sin duda, su "If" es patrón de conducta para muchos de nosotros, y necesariamente tuvimos que sentirlo como propio desde el primer instante en que tomamos conciencia de su increíble fuerza y belleza.

Sin embargo, en este caso, y trás debatir interna y cumplidamente qué texto suyo elegir, ha sido su relato, "El cuento más hermoso del mundo", el que ha salido victorioso.

Charlie Meyers es un muchacho de veinte años, empleado de un banco y con aspiraciones literarias cuya motivación en ese instante es escribir lo que él considera que será "El cuento más hermoso del mundo". Coincide en unos salones de billar con un periodista, también escritor, a quien muestra las bases de su relato, que titulará "La historia de un buque". Éste quedará absorto ante la arrolladora imaginación con la que el muchacho describe el buque como un galote griego aportando todo tipo de detalles muy difícilmente cognoscibles por un simple muchacho empleado de banco y quien apenas había leído nada hasta ahora (a pesar de que comienza a descubrir y adorar a Longfellow, Keats y Shelley). Se producen posteriores citas entre los dos, en las que Charlie sigue describiendo con mucha claridad de detalle, situaciones en el barco, los remeros, la disposición de los remos...etc.


Después de posteriores sesiones, el periodista llega a la aterradora conclusión de que el chico está teniendo una especie de transmigraciones de su alma llamadas memtempsicosis, que son dualismos extremos, el alma cambia de cuerpo tras la muerte. Concluye así, que Charlie definitivamente había sido en otras épocas, una especie de galeote griego ( hombre que remaba en forma forzada en las galeras). Es predecible el éxtasis que sufre el periodista ante esa gran oportunidad que tiene frente a sí de poder escribir cuentos en tiempo real, de cosas que pasaron miles de años atrás...

Aunque no quiero destrozarles el relato, si es que acaso no lo he hecho ya, en el mismo se plantea la idea de la citada memtempsicosis griega o transmigración del alma pero en la que, no obstante, "Los Señores de la Vida y la Muerte" cierran nuestras puertas entre una vida y otra para que no recordemos nada, pues si recordáramos...

Pueden leer el texto entero aquí.

miércoles, octubre 10, 2007

Homenaje se escribe con jota

Esta tarde, de vuelta a casa, he estado paseando hasta el lugar en el que inusitadamente tenía aparcado hoy el coche. El tiempo era suave, el cielo no dejaba entrever ningún aspecto sombrío ni amenazador. La soledad en estas circunstancias inspira infinitos pensamientos voluptuosos que el torbellino del mundo dispersa o se lleva de aquí para allá.

Mientras caminaba pensaba que el otoño también había llegado para mí, y que el radiante verano había pasado para no volver, pese a lo cálido del día. Este espectáculo de la estación que muere me ha producido una gran impresión. Pensaba que el tiempo huye rápido y que podría morir -sí, no soy anciana pero tampoco inmortal- sin haber alcanzado algo realmente valioso.

Pero, para mi propio asombro y eterna perplejidad, esos mismos turbios pensamientos se han reconducido en cuestión de milésimas hacia.... ¡mis granujas y bergantes compañeros! ¡Qué divertido y encantador es todo lo que declaman!. Lo que dice Theophile Gautier en su "Madmoiselle de Maupin" podría haberlo expuesto de manera idéntica de ustedes, galopines:

"Hablan sin apresurarse, sin gritar, como personas de buen tono que conceden gran importancia a lo que hacen; el enamorado expone su declaración a la enamorada con el aire más desenvuelto del mundo; mientras conversa golpea su muslo con el borde de su guante blanco o se reajusta las mangas.(...) Todo se anuda y se desata con una indolencia admirable: los efectos no tienen ninguna causa y las causas no tienen ningún efecto. El personaje más ingenioso es el que dice mayores tonterías, y el más tonto es el que dice las cosas más ingeniosas; las muchachas jóvenes sueltan discursos que harían enrojecer a las cortesanas y las cortesanas pronuncian máximas de moralidad. Las aventuras más inauditas se suceden una tras otra sin que nadie las explique;. (..)El ánimo del autor se deja ver bajo todas sus formas, y todas estas contradicciones constituyen otras tantas facetas que reflejan sus diferentes aspectos, añadiéndoles los colores del prisma.

Resulta que este batiburrillo y aparente desorden, a fin de cuentas, muestran con más exactitud la vida real, bajo aspectos fantásticos, que el drama costumbrista estudiado más minuciosamente. Todo hombre encierra en sí la humanidad entera, y al escribir lo que se le ocurre lo hace mejor que copiando con lupa objetos situados fuera de su persona.

¡Oh, qué hermosa familia! Jóvenes enamorados novelescos, doncellas vagabundas, serviciales doncellas, bufones caústicos, lacayos y campesinos ingenuos, reyes bondadosos cuyo nombre es ignorado por el historiador y su reino por el geógrafo; graciosos abigarrados, payasos de réplicas agudas y milagrosas cabriolas; oh, vosotros que dejáis hablar al libre capricho por vuestra boca sonriente, os amo y os adoro entre todos y más que a ninguno. Bajo las alas vigorosas de la locura os eleváis por encima de la burda realidad y en los que el poeta personifica su alegría, su melancolía, su amor y su sueño más íntimo con las apariencias más frívolas y las más desprendidas".

lunes, octubre 08, 2007

Descubren diferencias cerebrales entre liberales y conservadores

Las neuronas del cerebro de liberales y de conservadores reaccionan de forma diferente ante decisiones difíciles como elegir qué tipo de café pedir en el bar a las 11 de la mañana, según un estudio publicado en la revista británica Nature Neuroscience.

Así se resume el trabajo realizado por el notable investigador rumano Frederick Fronkostin, que concluyó que los cerebros liberales son del tipo: "A...no sé qué", mientras que los conservadores son del tipo: "Sub...algo".

La afinidad entre visiones políticas y estilos "cognitivos" también es hereditaria, lo que es una buena noticia, a Dios gracias, porque los de izquierdas tiene menos hijos, o ninguno, como es el caso de la vicepresidenta, que ella sabrá por qué, no nos vamos a meter en su vida...

Intrigada por estas correlaciones, la Universidad de Nueva Transilvania decidió determinar si los cerebros de liberales y conservadores reaccionaban de forma diferente a los mismos estímulos. A un grupo de 43 personas (iban a ser 44, pero se durmió uno y ya sólo quedaron 43) se le solicitó mirar a un monitor en el que iban pasando imágenes de José Luis Rodríguez Zapatero mezcladas con las de un documental sobre las lombrices de tierra (lombricus terrestris).
Usando electroencefalogrmas, los investigadores examinaron la actividad en una parte del cerebro-la corteza cingulada anterior- (que está cerca de la cingulada posterior, claro) vinculada al proceso de autorregulación del control del conflicto.


Instantánea del Doctor Fronkostin en el momento de alcanzar las conclusiones de su estudio

Quienes se habían autodenominado liberales (los que leen Libertad Digital sobre todo) mostraron "significativamente mayor actividad neuronal relacionada con el manejo del conflicto" cuando la hipotética situación instaba a un cambio de rutina. Los conservadores (los que leen el ABC, sin ir más lejos) sin embargo eran menos flexibles, y se negaban a cambiar viejos hábitos "a pesar de la señales de que estos (...) debían cambiarse" (pues eso, el ABC).


Si esto es bueno o malo depende obviamente de la perspectiva de cada uno. A nosotros ni nos va ni nos viene. Ni fú ni fá, arrieritos somos.

Parece ser que los mecanismos neuronales para el control de los conflictos se forman en la infancia, pero aunque proporcionan un modelo para orientaciones liberales o conservadoras, los genes están determinados por el ambiente que rodea al individuo a lo largo de su desarrollo (zzzzzzzz...)

O sea, que si soltamos a un conservador en casa de un gay, la posibilidad de que abra una ventana y se tire por ella es directamente proporcional a la altura de la casa en cuestión.


Fuente: La Gallina Ilustrada

miércoles, octubre 03, 2007

The remarkable Donna

Estimados lectores,

Después de un largo proceso autorreflexivo, he llegado a la conclusión de que necesitan conocerme un poco más para poder apreciar en toda su sublimidad al ser que tienen frente a sus pantallas en los momentos en los que me tienen frente a sus pantallas, claro. Por lo tanto, he decidido someterme a una exhaustiva entrevista para la cual he tenido que recurrir a la amabilidad de mi vecina del octavo (en realidad es del quinto, pero quiero evitar chistes fáciles) a la que he pedido, mientras subíamos en el ascensor, que se prestara a preguntarme todo aquello que el mundo querría saber de un ser tan benevolente y cuya magnánima aquiescencia sólo impulsa a hacer el bien absoluto, como yo.

Bien, esto es lo que se ha desprendido de tan desafortunado encuentro:

-Vecina del octavo (a la que cariñosamente llamaremos Paquita): ¿Todavía no te casas, jovencita?.

-YO (ser magno y circunspecto): Disculpe Paquita, ¿podríamos pasar a cuestiones más profundas? Esta pseudoentrevista es para poder lucirme, no para que me hunda en las más míseras reflexiones.

PAQUITA: Ah, bueno, bueno, está bien, es que conozco a un muchacho muy apropiado... Pero sí, en efecto.. veamos.. ¿Me dices algo bonito?.

YO (comienzo a tener siniestras sospechas de que esto ha sido una idea infame): Antes me arrancaría la piel a tiras con instrumentos al rojo vivo impregnados de sal y vinagre que decirle a usted algo "bonito". Esa pregunta es un tanto homosexual, y usted disculpe.

PAQUITA: ¿Qué modo de vida te es más placentero?

YO: ¡Bien! Vamos acercándonos a esas profundidades... Si bien mi hogar queda en la metropoli, mi corazón está en el campo. No me gusta la urbe por su vaciedad y su aspecto ceremonial y deshumanizador. Resulta extraño, pero elocuente y representativo de mi condición de ángel, el hecho de que, a pesar de haber nacido entre ladrillo y argamasa, aún suspiro por la tierra sin cocer y la hierba de tierra adentro.

PAQUITA: Cualquiera lo diría por tus..

YO: Chsss, demonio de mujer, deje que conste para la Humanidad lo que es un alma bella.

PAQUITA: ¿Qué es lo que más te gusta de ti?

YO: Me gusta todo, no se lo voy a negar. Y ahora es justo el momento de citar a Wilde (lo siento por ese Sr. Anónimo tan raro) en su divertido cuento "El cohete ilustre" ("The remarkable rocket"), así además de un ser de alma bella resultaré poseedora de una mente excepcional:

"Me gusta oirme hablar. Es uno de mis mayores placeres. Sostengo a menudo largas conversaciones conmigo mismo y soy tan profundo que a veces no comprendo ni una palabra de lo que digo.

-Entonces debe ser licenciado en Filosofía- exclamó la libélula-." ("El cohete ilustre". Oscar Wilde)


Imagen estremecedora de la entrevista en su momento más álgido


PAQUITA: Y pensar que te tenía por una muchacha de espíritu inhibido y de una humildad servil y, de lo que me sirve este coloquio es para darme cuenta de tus pensamientos maléficos propios de Belcebú, que naturalmente te arrastrarán a una vida disoluta.

YO: Nunca habría pensado que usted pensase que yo piense así...

PAQUITA: ¡Al infierno!

YO (internamente, puesto que Paquita se ha marchado con un sonoro portazo y tres tomates que eran míos): Creo que publicar esta entrevista va a ser un espantoso error, pero si no lo hago, tendré que inventarme una y eso sí que no me apetece. Una ha de ser fiel a la realidad.

(Nota: Creo que no tengo vecina del octavo, ni del quinto...)