martes, junio 26, 2007

The Black adder

The Black adder o Blackadder ("La víbora negra") es una serie británica de la BBC de 1983 que descubrí, desgraciadamente, hace poco. Apenas ví dos capítulos pero fueron suficientes para que me lanzara a la compra inmediata de los diálogos completos de la serie por un módico precio (al igual que hice en su momento con la no menos fabulosa "Yes, minister" y "Yes, prime minister").

La serie narra las aventuras de Edward Blackadder (Rowan Atwinson, nótese que no le llamaré "Mr. Bean") y su criado Baldrick (Tony Robinson) durante diferentes etapas de la historia de Inglaterra desde 1485 hasta 1917. La primera temporada transcurre tras la muerte de Ricardo III y el ascenso al trono de Ricardo IV. Edmund, Duque de Edimburgo, es el hijo menor de éste que a la sombra de su hermano Harry intenta confabular junto a sus dos acólitos, Baldrick y Percy, un plan que le conduzca al trono.

La segunda temporada ocurre en la época Isabelina. Edmund está al servicio de la Reina Isabel, caprichosa y manejada por Lord Melchett (Stephen Fry)

La tercera se sitúa en el siglo XVIII. Edmund es el mayordomo del príncipe regente George (Hugh, ¡que no es lupus!, Laurie)

La cuarta y última temporada se desarrolla en las trincheras de la 1ª Guerra Mundial. Edmund Blackadder es capitán del ejército británico.

Un brillante ejemplo del humor al que me refiero es este diálogo del capítulo llamado "Tinta e incapacidad" en el que el doctor Samuel Johnson, gran literato anglosajón y creador del "Dictionary of the English Language" solicita el mecenazgo del Principe Jorge para su magna obra.

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Príncipe Jorge: Verás, Blackadder, anoche ocurrió algo de lo más extraordinario. Estaba yo picoteando algo en el Club del Horrible Fuego del Infierno, y un tipo dijo que yo tenía el cerebro y la sofisticación de un burro.

Blackadder: Una sugerencia absurda, señor.

P. Jorge: Tienes razón: es absurdo.

Blackadder: A menos de que se tratara de un burro particularmente estúpido.

P. Jorge: ¿Ves? Si se me hubiese ocurrido eso...

Blackadder: Eso sucede a menudo, señor. Se nos ocurre tarde lo que deberíamos decir. Sir Tomás Moro, por ejemplo, quemado vivo por no renegar de su catolicismo, debió de haberse maldecido mucho a medida que subían las llamas porque no se le había ocurrido decir: "Renuncio a mi catolicismo"

P. Jorge: Bien. Sí, verás. Mmmm... El otro día, el primer ministro Pitt me llamó gorrón holgazán. Y no fue hasta mucho después cuando pensé lo inteligente que habría sido decir: "¡Muérete, grandísimo pedo!". Debo mejorar mis conocimientos, querido Blackadder. Quiero que la gente diga: "Ese Jorge es tan listo como un palo en un cubo de desperdicios".

Blackadder: ¿Y cómo sugiere que se podría realizar ese milagro, Alteza?

P. Jorge: Muy fácil: me haré gran amigo del hombre más inteligente de la Gran Bretaña. Esa famosa mente, el doctor Samuel Johnson, me ha pedido que sea mecenas de su nuevo libro. Y pienso aceptar.

Blackadder: ¿El tan esperado diccionario, señor?

P. Jorge: ¡Oh! ¿Qué importa el título mientras tenga un montón de buenos asesinatos? Creo que es una obra maestra.

Blackadder: No, señor; no lo es. Es el libro con menos sentido desde que "Cómo aprender francés" se tradujo al francés.

P. Jorge: ¿Tú no tendrás nada personal contra Johnson, verdad Blackadder?.

Blackadder: ¡Dios santo Señor! ¡En absoluto!: no había oído hablar de él hasta que lo habeís mencionado.

P. Jorge: Pero, ¿crees que es un genio?

Blackadder: No, Señor, no lo creo. A menos que la definición de genio de su ridículo diccionario sea: "Burro gordo o trasero temblón. Asno presumido con gran papada sudorosa".

P. Jorge: Pues de buena me he librado. Menos mal que me avisas, porque iba a introducir su gordo trasero en el seno de la realeza.

Blackadder: Estoy encantado de ser el instrumento que mantiene su seno libre de traseros.

P. Jorge: ¡Bravo! No quiero perder el tiempo con traseros temblorosos. Prepara el té, ¿quieres, Blackadder?.

Blackadder: (Se dispone a obedecer) Claro, Señor.

P. Jorge: ¡Ah! Y pon dos tazas, ¿quieres?. Ese esplendido cerebrito, el doctor Johnson, llegará de un momento a otro.

Blackadder no puede dar crédito a la estupidez de su Señor.

Como reciben al Doctor Johnson, queman su conocido diccionario y se disponen a reescribirlo en una sola noche es algo que sencillamente no deberían perderse.

Nota:

Imagen espeluznante del pobre Doctor Johnson mientras contempla atónito la nueva versión de su titánico Diccionario reescrito por nuestros queridos amigos. En este preciso momento iba por la "s". Pensamos que no pudo llegar al final del abecedario y murió de una apoplejía repentina.

-Salto: Reacción de un individuo nacido el 29 de febrero al enterarse, el primer día de marzo, de que ese áño no es bisiesto.

-Sanguijuela: Criaturilla negra, semejante a una salchicha quemada, que se emplea para chuparle la sangre a la gente; las sanguijuelas hacen más atractivos a los animales de compañía y son fáciles de mantener; si se colocan en un cojín cercano al gato de nuestro anfitrión, nos pueden servir para gastar divertidas bromas no exentas de una vertiente práctica.

-Secuela: Entra sin pagar

-Secuoya: Parte de la pata del caballo (probablemente)

-Sedentario: Ni idea.

- Sencillo: Es sencillo

-Señora: Caballero femenino.

-Servicio: Conjunto de empleados que realizan diversas labores por puro vicio.

-Severo: última palabra de esta página; ¡uf!, me voy a la cafeteria.

25 comentarios:

Anónimo dijo...

Señor, su artículo es bueno.Ojalá los que escriben los comentarios fueran sólo la mitad de inteligentes que usted, señor. Pero, señor, cómo pueden los guionistas de tal serie decir que, solicitó Samuel Johnson el patronazgo de la dinastía usurpadora?No, no fue así, señor.

Anónimo dijo...

Hoy, al regresar a casa, mientras escuchaba la novena de Dvorak por Fricsay(si, ya sé, que ustedes me dirán:"pero, pedazo de asno!, por qué no la escuchaba en la versión de Kubelik y la radio bávara?") me vi imposibilitado de adelantar a un titánico vehículo por la cercanía de un cruce dónde se me advertía con infinidad de señales y con apocalípticas amenazas en caso de que transgrediera levemente las leyes velocísticas. Como pueden comprender mi desagrado fue más bien alto. Resignado me acerqué a semejante lugar en la pestífera retaguardia. Pero, cuál no sería mi sorpresa cuando me dí cuenta que estaba nada menos que en el mítico y celebrado cruce de Sotuélamos t Socuéllamos.Sotuélamos y Socuéllamos, se dan cuentan?. Reflexioné. La vida nos ofrece inquietantes opciones de este tipo, o escoges Sotuélamos a la derecha o bien Socuéllamos a la izquierda.No hay más. Es terrible.Incluso si eres de Sotuélamos aún tienes menos opciones, sólo puedes ir a Socuéllamos. Se me ocurre la inejemplar vida de alguien de Sotuélamos que tiene la novia en Socuéllamos y la corteja todas las noches; de madrugada, regresa a Sotuélamos. Con sombrío ánimo y pensativo ceño, adelanté al pesantoso vehículo y puse proa hacia Valencia.
Arrea! ahora me doy cuenta que esto debería haberlo puesto en lo de Dvorak. Bueno, apuesto a que la vida de la mayoría de ustedes es tan vacía que no se darán ni cuenta, y si se dan cuenta, es que es más vacía de lo que ya pensaba (y es mucho)

Orestes (Ex Al) dijo...

Recuerdo perfectamente algunos capitulos de La Víbora Negra que en su momento y supongo que si las repitiera ahora, tambien, me gustaron mucho. Eran tiempos en los que las series de televisión se hacían con gran calidad y tocando temas literarios e historicos de gran importancia.
Precisamente, y sin hacer comparaciones, ayer en un simposium sobre la Condesa de Pardo Bazán al que asistí, nos pasaron algun capítulo de "Los Pazos de Ulloa" dirigida por Gonzalo Suárez, que tambien me trajeron grandes recuerdos como las que hace bastantes años se realizaron con obras del escritor de tu tierra Blasco Ibañez como "La barraca" y "Cañas y barro".
Hoy se hace otra televisión más al gusto de la juventud (no es tu caso, pues se que eres joven y muy formada) y casi no veo, con una sola excepción que me enganchó y que son las curiosas y casi absurdas aventuras científicas del Dr House.
Con mi cariño

Donna Angelicata dijo...

¡Rayos, truenos, centellas y retumbos! ¡Que me aspen si no es usted, señor anónimo, una boite de inmundicia hedionda!. Pero le perdono lo de las huecas mentes porque si no fuera por estos breves momentos de respiro que damos al mundo con nuestras tonterias, éste conoceria suicidios en masa, en cantidades que podrían compararse favorablemente con la mortalidad de los conejos en Noruega.

Señor Al, gracias por lo de joven y muy formada. Estoy de acuerdo con lo primero pero en la segunda parte diré, en mi contra, que mi forma se asemeja más a un palo escobero.

Anónimo dijo...

La vida no nos da a elegir entre una cosa y otra y no hay más, dicha ficción es un regalo envenenado de Hécate, tal y como demuestra la sensata decisión del relatante, que a pesar de reconocer lo terrible que era la vida al darle sólo dos opciones, optó, sensatamente, por otra, poner proa hacia Valencia. Y todavía quedaban otras tantas, como reencontrarse con Wilde. Fíjese si la terrible vida le brindaba opciones, que hasta le deja optar por dejar de optar.

Anónimo dijo...

No es por señalar, pero hay ciertos comentarios en este blog que dicen mucho de quien/quienes los escriben . ¿Será éste uno de ellos?.

Anónimo dijo...

Si, admito que soy un recipiente de hedionda inmundicia, pero una inmundicia muy autocomplaciente. A mí me parece que todos los que escriben aquí deben ser unos blockhead, y usted debe ser el primero. Pero, admito que es divertido. I pray God to bless you, and am, Sir, your most affectionate humble servant.

Donna Angelicata dijo...

Gracias, Señor que desea la muerte a los que previamente desearon la suya. Es usted, cabe decir, muy recíproco. Su estilo bizarro me suena de algo, ¿no intentaría usted cortejarme en alguna otra vida con esos métodos suyos tan siniestros?. Cuénteme, si es usted tan amable, si me resistí.

Estimado Señor señalador, aunque no es por señalar, me gustaría saber que dicen mis comentarios de mí. La verdad es que ya imaginaba que esas pequeñas sabandijas charlatanas hablaban mucho a mis espaldas.

Estimado Señor hediondo, usa usted una terminología muy simpática. ¡Blockhead! Nadie me había llamado nunca eso, pero como no me apetece hacer elucubraciones dignas de un filólogo, me limitaré a suponer que lo dice usted desde el cariño y el respeto que ambos nos profesamos. La última frase que cita también es desconocida para mi limitado conocimiento anglosajón, pero me suena muy grosera,y forzosamente ha de ser algo malo porque si no, lo habría escrito para que yo lo entendiera. Adios ¡apestosa comadreja!

Anónimo dijo...

Así que esa peste putrefacta provenía de tanta hedionda inmudicia unida en torno a este blog lleno de blogheads ... alégrome, comenzaba a poner en duda mi desodorante. Y ya se sabe ...

Anónimo dijo...

De acuerdo,de acuerdo, aunque sea esa hedionda... , no estoy especialmente orgulloso de serlo, pero podría estarlo!Si entonces soy una apestosa comadreja(me parece que ya es hora de reivindicar a las comadrejas, a mí me son simpáticas, quién sabe? a lo mejor son aliadas nuestras en lo del cambio climático-comadrejas y humanos de todo el planeta uníos! todos contra las vacas!) usted debe ser una vieja grulla.

Anónimo dijo...

Perdone que me exprese así (me dirijo al así llamado señalador), pero decir, que hay ciertos comentarios que dicen muchos de quienes los escriben me parece una obviedad digna de un retrasado mental de la época prelingüística-suponiendo que la haya habido- pero si los dicen todos! Puede ver a continuación que esto que escribo casualmente, "te quiero muchízimo, Lorena!" dice tanto como, "sus palabras llegaron como un anuncio de Whisky en una convención de abstemios". Atentamente, suyo(a señalador, perdonen, pero no soy de nadie más)
Nota: si acaso he superado las normas de buena educación imperantes en este blog, espero que el autor de dicho blog, tenga a bien borrar estas palabras.

eomyr dijo...

Me he metido en un blog de locos. ¡Yuju!

Donna Angelicata dijo...

Perdone, perdone, los locos son ustedes, los que comentan en este digno lugar lleno de sabiduría y paz. A mí dejenme tranquila con mis proyectos para salvar el mundo.
Y sí, debería borrar muchas palabras, me refiero a vieja grulla, claro, pero como no sé como se hace sólo tengo la opción de decir: Rata infecta y pestilenta!

Anónimo dijo...

No es por señalar, pero hay ciertos comentarios en este blog que dicen muy poco de quien/quienes los escriben.

PD: no le perdono en absoluto que se exprese así, y le perdono menos que considere digno de mi tiempo leer la basura inmunda e infecta que produce cada vez que repiquetea de manera espasmódica su teclado. Por otro lado, renuncio con amabilidad y la nariz tapada a que sea mío, ni aún atentamente. Atentamente.

Anónimo dijo...

Me gusta más “apestosa comadreja” que “rata infecta y pestilenta”, aunque yo creo que quedaría aún más rotundo “comadreja puerca pocilguera”.

eomyr dijo...

¡Cuantos anónimos! ¿Por qué no fundan una sociedad anónima?

Anónimo dijo...

Perdone, señor señalador, aunque no pretendía ocupar su digno tiempo con mis estúpidos comentarios, le señalo(esto debe ser altamente irónico, señalar al señalador!) la incoherencia de que por lo visto si me contesta, necesariamente ha tenido que ocupar su increíblemente digno tiempo en leerlos previamente. Aunque por otra parte, bien podría ser la primera vezque se contestara sin leer. Cosas más raras han pasado. Atentamente, no suyo.

Donna Angelicata dijo...

¡Dios Santo! Esto ha empezado a calentarse. He visto autopsias con un aire más festivo que esto.

Sus golpes, impertinentes señores, con su dureza, pudieron haber despertado a las hordas del infierno.

Anónimo dijo...

¡Qué lío!¡Qué locura! Y después dicen que yo estoy loco. Qué equivocado está el mundo.

El Loco del 18.

Anónimo dijo...

Un loco que sabe que es un loco no es un loco es un idiota.

Anónimo dijo...

Lo ha captado mal, como creo que casi todo en su vida.Al que llaman loco y sabe que no es loco, está lejos de la idiotez que domina al que lo llama loco.

Se ve que es usted, señor Anónimo, una persona de hueco sentir, de hueco pensar y muy docto en groserías.

El Loco del 18.

Anónimo dijo...

Lo siento, señor 18. Estoy de acuerdo con usted, excepto en su 2ª frase,¿pero entonces por qué autodenominarse con lo que le llaman los demás?. ¿No es una especie de licencia para hacer entonces el idiota?. Es como decirles a los otros,¡fijaos! hago el idiota, pero en realidad soy más listo que vosotros! Pero, al final uno tiene aprensivas sospechas de que si uno hace tanto el idiota, es porque debe serlo. Perdone, no lo digo por usted, lo digo por mí.
Por otra parte, ¿no es curioso que uno se sienta más ofendido si le llaman idiota que si le llaman loco? La prueba la tiene en usted. Yo francamente prefiero que me llamen idiota(quizás porque sí que lo soy, a diferencia de usted) a loco.

Anónimo dijo...

Un idiota que sabe que es un idiota no es un idiota es un loco.

Anónimo dijo...

¡Ay! Señor Ánonimo, es que en Málaga poner el mote o sobrenombre de loco o locuelo a un amigo es señal de afecto y cariño. Por el contrario, llamar idiota a una persona es un insulto, aunque ambas palabras tengan en el fondo parecidos similares. Siento mucho que usted se auto insulte.

El Loco del 18.

Anónimo dijo...

Me gusta decir cosas ingeniosas o al menos con esa apariencia(hay una cita por ahí que dice algo así que no hay peor idiota que aquél que a toda costa pretende decir cosas ingeniosas), pero no me gusta ofender ni mucho menos herir. Perdone, otra vez y me alegra que se haya aclarado.(Nota: no se preocupe si me autoinsulto! si supiera la profesión que tengo, ¡lo más bajo de lo más bajo!, me parece que consideraría saludable que uno se autoinsulte)