domingo, junio 21, 2009

Sesenta años de "El manantial"

Se cumplen sesenta años de la película de King Vidor, "El manantial", basada a su vez en la novela homónima de Ayn Rand.

Como dice Santiago Navajas hoy en su artículo de Libertad Digital: "En este caso, la lógica de Rand es implacable, y el discurso final de Roark, seis minutos que fueron duramente defendidos por Rand contra los productores y el mismo director, que querían reducirlo para hacerlo más comprensible para el público-masa, sigue siendo una de las piezas clave de la argumentación liberal contra cualquier tipo de colectivismo, sea de derechas (conservadurismo) o de izquierdas (socialismo)".

"Ni el dinero, ni la fama, ni gratitud, ni nada que la sociedad pueda darte. La autorrealización basta".

31 comentarios:

Librepensador dijo...

Grrr... Acabo de volver a ver precisamente este fin de semana la película, y estaba redactando un comentario del tamaño de los que Liuva le reprocha a vd, Donna, digo, de tamaño tan parecido a esos, que se conoce que me excedí con el tiempo que estos ventanucos conceden y el comentario se perdió en el ciberespacio.

¡Cualquiera lo empieza de nuevo!

Anónimo dijo...

Pero es usted sumamente cruel, señor Librepensador, nos dice que ha escrito algo sobre la película y que nunca sabremos lo que dijo. Espero cándidamente que esté a favor de la película y de la Rand. Yo cuando llego a lo de "orgía de autosacrificios" llego al éxtasis más supremo(las mentes vulgares lo llamarían orgasmo intelectual, serán asquerosas!)

Anónimo dijo...

Perdonen, pero no capté al principio la sutil ironía de llegar al éxtasis en una orgía(aunque fuere de autosacrificios). Me avergüenzo de mí mismo, qué lamentable!

Librepensador dijo...

Venzo mi proverbial pereza por el interés que vd. muestra, sr. Anónimo, en conocer mi opinión sobre la película, y emprendo de nuevo la ardua tarea de verterla por escrito (espero que de manera más sucinta que en mi anterior -y fallido- intento).

Ví por primera vez la película en mis años de mocedad (pero eso es otra historia), y he vuelto a revisarla el pasado fin de semana. Algo que los años transcurridos no han cambiado ha sido la opinión que tengo sobre el protagonista: me cae mal. En la primera ocasión, por demasiado monolítico. Ahora, porque creo que tiene serios problemas mentales; eso en sí mismo no sería un problema, dado que la argucia ha proporcionado interesantes personajes tanto en la literatura como en el cine, sino por el hecho de que intenten presentármelo como un héroe intachable. Me parece cuanto menos un megalómano patológico, y la frase más lúcida de la película -a mi entender- es la que pronuncia un personaje secundario en el consejo de redacción del Banner -el periódico-, cuando intentan convencer a Raymond Massey -el director- de que cambie la línea editorial que hasta ese momento se dedicaba a la defensa de Coop. Pues bien, dicho personaje exclama "Si al menos fuera una causa seria, ¡pero por defender a un dinamitero loco!". De sus tendencias megalomaníacas da buena cuenta la escena en la que su colega intenta convencerlo para que le diseñe unas viviendas sociales bajo el argumento de que al fin y al cabo es una buena causa, dado que servirán para que la gente humilde viva en mejores condiciones, y Cooper responde "que a él ESO le da igual, ¡que lo que quiere es que nadie toque su proyecto!". Toma castaña.

Dejo para el final, sr. Anónimo, lo que me ha gustado de la película, para dejar buen sabor de boca. Pero ahora voy con otro asunto. Esta es una película bastante política. En sí, eso no es malo. Pero sí me lo parece por su tosquedad expositiva. Empezando por el crítico de arquitectura -el malo de la peli-, caracterizado como un Lenin de opereta en maquillaje y en vestuario -aclaro que Lenin no es un personaje que goce de mis simpatías-, al que la autora, en una escena con Raymond Massey, le hace decir "usted dejó a los intelectuales -¡hoy algunos dirían ´progres´!- poco prácticos como yo el campo de las ideas mientras se dedicaba a ganar dinero, creyendo que el dinero era el poder...", hasta terminar por el planteamiento que el fiscal hace en el juicio dirigiéndose al jurado, cuando dice que allí se está debatiendo "el tema crucial de nuestra era: ¿Tiene derecho el hombre a existir si se niega a servir a la sociedad?". Y yo como espectador, que he visto la película hasta ese momento -no como el fiscal-, digo como el empleado del Banner: "No, señor fiscal, ¡aquí lo que estamos haciendo es juzgar a un dinamitero loco!"

---Continuará...

Anónimo dijo...

Perdone, le contesto muy superficialmente(lo que no quiere decir que normalmente no le conteste superficialmente), porque no tengo tiempo para una respuesta más amplia.
Más que a Lenin no le recuerda el crítico a Mussolini?

Librepensador dijo...

Y es que se trata de eso, de un tipo que ha volado un complejo de viviendas en el centro de la ciudad. Un megalómano que en el juicio no deja de repetir que "a lo largo de la historia la gente como él -los creadores, por supuesto- son lo que han hecho evolucionar al resto -los parásitos", arguye-. Un tipo que dice que "mis ideas son mías, y me las arrebataron. Mi edificio me fue arrebatado sin que me dieran nada a cambio". Pero señor Roark -personaje de Cooper-, ¿no recuerda usted que hizo un chanchullo con su colega, aceptando que como no podría ganar el proyecto lo dejaba sin firmar y sin cobrar a cambio de que no se retocara nada? Y para más inri, cuando la comisión quiso retocar el proyecto y su colega pretendió avisarle de ello, señor Roark, resulta que estaba usted de crucero de placer con Raymond Massey -y Patricia Neal desembarcada, por supuesto-.

Y aquí enlazo con lo que me ha gustado de la película, y es la innegable turbiedad del trío protagonista. Raritos son los tres. Desde esa relación en la que Cooper y Neal van haciendo la goma -como los ciclistas que están a punto de reventar en una subida, que parece que se descuelgan del pelotón pero luego milagrosamente vuelven a engancharse-, hasta los tortuosos lazos que unen a Neal y a Massey, terminando por la no menos oscura atracción y/o fascinación que sienten mutuamente Cooper y Massey -en una escena, la Neal se le queja a Cooper "de los celos que siente por los minutos que cada vez con más profusión le dedica él a su marido". ¡Recordemos que Massey se lo lleva de crucero de reposo -ejem- a él, con ella desembarcada!. A este respecto, el de la extraña relación/atracción entre los dos personajes -Massey y Cooper-, King Vidor -¡grande!- nos deja una sutil pero estimulante pista. Tras el juicio, la secretaria de Cooper le dice que Massey quiere verle.El espectador piensa que con el huraño y desabrido carácter de Cooper, de muy buenas pulgas no va a estar -durante el juicio, Massey cambió la línea inicial de defensa del periódico a Cooper para pasar a tirarse a su yugular-. Pues bien, hay un plano en el que Cooper entra al despacho de Massey ¡con una sonrisita en sus labios! Sonrisita que cambia al momento al ver que Massey no está para bromas -entre sus planes inmediatos figura el volarse la tapa de los sesos poco después.

Librepensador dijo...

A mí me recordó a Lenin, sr. Anónimo. La caracterización (calvo -pero con pelo, no como Mussolini-), el vestuario (pasado de moda en relación al resto de personajes, con la levita con la que en los libros de texto al menos yo he visto siempre a dicho personaje), el año en que la película fue producida (1949, plena guerra fría)... en fin, pero no deja de ser una apreciación subjetiva.

Hay una escena en la que este personaje del crítico está dando una especie de mitin en un escenario de teatro contra el personaje de Cooper, en la que King Vidor inserta un primer plano de perfil del crítico enardecido en su discurso... ¡Demonios, ése es Lenin sin perilla!

liuva dijo...

Ya veo que han pasado el fin de semana muy entretenidos hablando de las estadísticas, de la sanidad cubana y de la niña de Rajoy (muy acertado lo de esterilización retroactiva). No cabe duda de que son tres temas apasionantes pero yo he preferido, a pesar de todo, viajar hasta la Costa da Morte y visitar el faro del fin de mundo.

Sin que sirva para polemizar (o sí), y antes de empezar a hablar del cara de acelga Gary Cooper, les diré que si yo fuera pobre, que por supuesto lo soy, me gustaría vivir mi pobreza más en Cuba que en EE.UU. Una chica pobre en Cuba puede llegar fácilmente, si no es coja, a ser Alicia Alonso; una chica pobre en EE.UU. puede llegar a ser la becaria de Clinton, o como mucho, a presidenta de los EE.UU.

Anónimo dijo...

Perdone, me parece que nos estamos refiriendo al mismo plano, y aunque tiene mucha razón sobre el contexto temporal, sin contar con el relevante hecho de que la Rand fuera rusa y completamente anticomunista (en general, anticolectivista como dice nuestra Donna) a mí siempre me ha parecido Mussolini(por el mentón?) Pero, coincido con usted, en que es algo subjetivo. Pero ahora pasemos a las graves disensiones.

Anónimo dijo...

Perdone, gran Librepensador, no quiero acusarle de no entender la películano pero desde luego no es randiano(supongo que usted dirá afortunadamente).¿Acaso no mantiene la Rand que es el principio de egoísmo racional, lo que hace que la sociedad prospere? Yo creo que Roark procede muy bien, si hace lo que usted llama ese chanchullo no es por ganar el proyecto sino por el desafío que supone hacer ese proyecto para él. Creo que la Rand mantiene que cada hombre llevando hasta el máximo su naturaleza egoísta, su realización, sin traicionarse, sin venderse, conforma(no me gusta mucho este verbo) el progreso. Si cree que esto es locura, por sus palabras imagino que no habrá leído la Rebelión de Atlas que es aún más delirante, porque ahí no se dinamita un complejo sino toda la sociedad por un pequeño grupo de locos egocéntricos.

Anónimo dijo...

Pero bueno, lo que le gusta a usted de la película es lo que me gusta menos. Algunos detalles freudianos y el trío, que me parece que no hay nada turbio, sólo la admiración de dos hombres reales, ¿no es lógico que uno admire al jefe de los hombres-masa, al que les dice lo que tienen que pensar?.
Sobre el trío, no me haga mucho caso, pero creo recordar que en la Rebelión de Atlas hay algo parecido, pero luego el trío se deshace en una pareja con los más auténticas personas, o mejores, y el "perdedor" lo acepta sin celos, algo así de lo mejor con lo mejor, "similia similibus curantur"( Madre mía! y encima termino con una cita en latín, supongo que no conocerán a nadie que reparta abrazos a domicilio)

Anónimo dijo...

Perdone, doña Liuva, pero ¿millones de cubanos no han hecho una elección totalmente opuesta cuando se supone que no era una cuestión puramente teórica sino vital para ellos?
A mí me recuerda el elogio de antes de que era mucho mejor vivir en Moscú que en Nueva York. Se daban montones de razones, seguridad, educación, higiene, todas muy convincentes y todas muy apabullantes, pero luego resultaba que nadie se iba a vivir allí( a excepción de los espías británicos, que luego vivían muy melancólicamente). Saludos, doña Liuva(la echaba de menos)

liuva dijo...

Angelicata, magnífico el tema que ha sacado sobre la película del arquitecto dinamitero loco Gary Cooper, que estás en los cielos. A mí también me cae mal el protagonista (el personaje). La escena final en la que suelta el rollo es demasiado rígida o monolítica (como dice el señor Librepensador).

Guillermo Cabrera Infante (cubano, señor Anónimo) dijo que Gary Cooper era un héroe lacónico. Y era verdad, sin Gary Cooper nunca habría existido James Stewart, ni Henry Fonda ni todos esos galanes lacónicos que llegan hasta Clint Eastwood. Todos imitaron la forma de caminar de Gary Cooper, ¡pero qué bien caminaba el señor Cooper!

La imitación del modo de caminar de Gary Cooper es típica de los actores muy altos, que se ven obligados a manejar las piernas como si les fuera difícil caminar, pero que crea un estilo de moverse. Cuánta gente iba a ver “Solo ante el peligro” ¡sólo por ver cómo caminaba Gary Cooper!

Cooper creó escuela no sólo en el caminar, sino en la forma de actuar. Sencillamente no actuaba, dejaba que la cámara enfocara su rostro inexpresivo, con una economía total de gesto y cuando hablaba apenas se le entendía, su estilo eran sus ojos.

liuva dijo...

Sobre la obstinación paranoica del héroe lacónico de que nadie le toque su proyecto me recuerda al también arquitecto Santiago Calatrava (que pergeña por su zona, Angelicata). Seguramente sabrán que Calatrava en Bilbao ha tenido varios líos que han llegado incluso a los tribunales. Hace años Calatrava fue contratado para hacer una pasarela peatonal a través de la ría de Bilbao. La hizo con su estilo característico y le quedó para enmarcar. La pena fue que puso el suelo de cristal y la gente al pasar patinaba y se caía (o no, dependiendo de la habilidad del patinador), es lo que tiene Bilbao, que llueve mucho y hace resbaladizas las pasarelas. Él se negó a cambiar el suelo de su pasarela y la gente se siguió cayendo, todo muy divertido.

Pasó el tiempo y en una de las márgenes de la ría, al lado justo de la pasarela tan entretenida de Calatrava, otro arquitecto estrella llamado Isozaky (chino, japonés o de por ahí) hizo dos viviendas de cristal y una pasarela para enlazarla con la pasarela Calatrava. Y ahí fue cuando empezó el verdadero problema. Calatrava actuó exactamente igual que Gary Cooper en la pelicula y dijo que a él nadie le tocaba su proyecto.

Isozaky, que es casi tan burro como Calatrava, le cortó un trozo de barandilla para enlazar su pasarela con la del divo Calatrava. Y empezó la guerra de los divos y se fueron todos a los tribunales. El resultado salió hace poco, el Tribunal daba la razón a Calatrava porque consideraba que su puente era como una escultura y no se podía tocar, pero la realidad es que las pasarelas están enlazadas y un trozo de barandilla calatraveña está ausente.

Dirán ustedes que para qué les cuento todo esto. Pues más que nada para expresarles mi estado de ánimo hacia los divos y para exclamar como el personaje de la película: “Si al menos fuera una causa seria, ¡pero por defender a un dinamitero loco!”.

Anónimo dijo...

Una de las cosas más atractivas de Gary Cooper es que fue testigo amistoso del comité de Actividades Antiamericanas. (También me hace mucha gracia que se ponga al mismo nivel la caza de Brujas de Americanas con las purgas stalinianas, pues si es lo mismo liquidar a millones de personas que el que algunos cientos de personas perdieran sus trabajos...)

Anónimo dijo...

Supongo que esto tampoco es muy correcto, hoy para que los estúpidos admiren a alguien, éste tiene que luchar contra la selva amazónica, que le preocupe la paz universal o estupideces semejantes, pero una de las cosas que mejor me caen de Jimmy Stewart es que bombardeó a los alemanes(bien por ti, Jimmy!) El año pasado me regalaron nada menos "Jimmy Stewart, Bomber Pilot" de Starr Smith·)

liuva dijo...

Gary Cooper era de derechas, republicano y conservador, a pesar de esto y de conocer compañeros con ideas izquierdistas, cuando le llamaron a declarar ante el Comité de Actividades Antiamericanas, se fue por las ramas y no dio ni un solo nombre a los de la caza de brujas del senador McCarthy.

No me dirá que ahora, señor Anónimo, defiende la caza de brujas de McCarthy. Claro que no están al mismo nivel que las purgas de Stalin, pero ese episodio ha sido una de las cosas más bochornosas que han hecho los americanos. Pero como tienen tantas (bochornosas), ésta queda empequeñecida.

Anónimo dijo...

No, claro que no. Pero lo que me resulta ofensivo intelectualmente es que se ponga a la par la caza de brujas y lo de Stalin.
No diría nada pero desde luego no le obligaron a declarar, porque era de los llamados testigos amistosos.
Voy a decir una estupidez(supongo que otra) pero los así llamados europeos tienen muchas más cosas bochornosas que los así llamados americanos.

liuva dijo...

Cuando Elia Kazan salió a recoger su Óscar honorífico en 1999 se le abucheó. Habían pasado bastantes décadas desde que Elia Kazan fuera uno de los delatores de la caza de brujas del maldito macartismo. No le perdonaron su actitud canallesca ante el Comité de Actividades Antiamericanas.

McCarthy fue destituido en 1954. El presidente Eisenhower consideró que había llegado demasiado lejos y, además, el rojerío ya estaba vencido. La meca del cine nunca volvió a ser la de aquellos años. La caza de brujas exterminó los sueños de toda una generación, arruinando el propio futuro de los EE.UU.

Pero lo peor de todo fue que la izquierda americana se traicionó a sí misma para salvar sus piscinas. Porque las izquierdas no fueron destruidas por McCarthy; fueron ellas mismas las que se demolieron dando paso a una nueva generación de nihilistas. (Esto último lo dijo Orson Welles).

Señor Anónimo, si hiciéramos una lista histórica con las cosas bochornosas que han hecho los europeos y otra lista con las que han hecho los americanos, no cabe duda que ganarían por mucho (muchísimo) la lista de los europeos, en esto estoy de acuerdo con usted, lamentablemente.

Librepensador dijo...

Ganarían los europeos, evidentemente, porque deberíamos remontarnos a la Hélade, y de entonces para acá hay mucha tela que cortar.

Por cierto, ¿recuerdan algún crimen contra la humanidad de mayor magnitud que las bombas atómicas de Hiroshima y, aún peor -porque ya se sabía exactamente lo que podría ocurrir- Nagashaki? ( reconozcan que está dificilillo encontrar un ejemplo en el que puedas liquidar más civiles indefensos -daños colaterales- de un plumazo).

Anónimo dijo...

Perdone, digno Librepensador,pero por poner un ejemplo de los japoneses que ahora van de pacifistas y hacen todo ese estúpido paripé los agostos(uno podría preguntarle que si son tan pacifistas por qué no recuerdan también aquéllos en que eran ellos los que masacraban) se me ocurre la matanza de Nanking.(Sé de pocos casos tan repulsivos como éste, pero casi seguro que habrá otro que lo supere). Claro, que si usted insiste en que tiene que ser de un plumazo pues puede que ahí tenga razón.(Pero, llámenme idiota o que prefiero una muerte deshumanizada o lo que sea, pero yo preferiría que mi ciudad fuera borrada del mapa en cuestión de segundos, a que fuera masacrada durante dos o tres semanas por un ejército espantoso, y en esto los japoneses eran de los mejores)

Anónimo dijo...

Estaba pensando una cuestión no baladí(madre mía, qué palabra tan estúpida, apostaría a que sólo la emplean los estúpidos). Bueno, como dice Bear Grylls, sigamos ( pues si uno quiere sobrevivir tiene que seguir, pues si te quedas dónde estás, te comerás toda la fauna y flora y consiguientemente la agotarás y además de hacer llorar a los comehierbas, vendrá el cambio climático que te castigará por haber sido tan malo; una de las excepciones que se me ocurren a esta regla de oro de la supervivencia es que si estás en un hotel de extremo lujo no es necesario que sigas,sobretodo si dispones del tipo de crédito para gente realmente importante(gente como David Hasselhoff o la protagonista de la Alquería blanca). Bueno, sigo(también se recomienda que cuando te has hecho un lío con la línea argumentativa y te has perdido, tú sigas cómo si nada, y verás como nadie se da cuenta). Bien, la cuestión que ya ha dejado de ser baladí es si ¿es mejor ser aristotélico o platónico? . Esta cuestión, en apariencia peregrina, tiene que ver con nuestra amiga la Rand. Yo si fuera ministro de cultura e idiota y analfabeto(todos aquellos que recuerden el valor de la disyunción sabrán el oculto significado de la cosa) pondría una pregunta en los exámenes de tecnología del tipo de ¿prefiere a Platón o a Aristóteles? y si contestaba Platón lo exterminaría. (Borges cuenta una anécdota parecida, y mucho más divertida, el gran Hugo Wast cuando fue ministro preguntaba sobre si se prefería Atenas a Esparta, y si era así, suspendía).

liuva dijo...

Señor Anónimo, su cuestión baladí es muy baladí, pero que muy baladí. Yo le dejo otra cuestión baladí: ¿Para qué sirven los filósofos?

¿Es mejor ser aristotélico o platónico?, pregunta usted. Pues qué quiere que el diga, se lo voy a poner en considerandos:

Si consideramos que Aristóteles era un materialista y Platón un idealista.

Si consideramos que el conocimiento para Aristóteles le venía de la práctica y para Platón de la Razón.

Si consideramos que Platón recomendaba a sus alumnos comer cebada.

Si consideramos que para Aristóteles el reposo era la suma perfección, pero después no paraba de moverse para enseñar a sus alumnos peripatéticamente.

Si consideramos que Aristóteles decía sin ruborizarse que los varones tenían más dientes que las hembras, que la sangre de las mujeres era más espesa que la de los hombres y que las personas que tienen la cabeza más grande duermen más y mejor que las otras.

Si consideramos que Aristóteles decía que los objetos pesados caían más rápidamente que los ligeros y que las distintas especies de animales surgieron por generación espontánea.

Si consideramos que Aristóteles fue el precursor de la esclavitud, del racismo y de los nacionalismos…

Debo concluir y concluyo diciendo que donde esté un Platón que se quite un Aristóteles (ahora me mandará usted al exterminio). Aunque pensándolo mejor: ¿Para qué sirven los filósofos?

Anónimo dijo...

Perdone, sus conocimientos siempre logran que me asombre y eso que en la mayoría de las veces estamos en desacuerdo. Está claro que usted es platónica y más que aristotélico, yo soy antuplatónico. A mí lo que más me fastidia de Platón su eterno gesto malhumorado(a pesar del humor y del encanto de sus diálogos, por eso me parece que Rafael acertó con sus retratos). Dígame sinceramente con cuál de los dos estaría más a gusto ¿con Platón o con Ari?(si hacemos caso de los retratos de Rafael)
Pobre Ari, no estoy muy de acuerdo con el baldón que le ha echado al pobre Ari, al menos sobre el nacionalismo .En cuanto a lo de ¿para qué sirven? yo creo que es irresoluble.

Anónimo dijo...

fe de erratas, antiplatónico no antuplatónico, lo siento muchísimo.

liuva dijo...

Digo que Aristóteles fue el precursor del nacionalismo porque afirmó que los griegos eran superiores a los demás pueblos. Y casi todas las guerras son causadas por creerse unas razas superiores a otras.

He estado viendo cuadros y esculturas de Platón y Aristóteles y sí, es cierto que Aris es más apuesto que Platón. Pero sigo prefiriendo a Brad Pitt.

Anónimo dijo...

Perdone, si es así, lo concedo. Pero no creo que Platón estuviera muy lejos de ese pensamiento, y encima con ese malhumor y su república, que eso sí que me parece el precursor de los estados totalitarios (viva Popper!).
Ahora estaba pensando que no sería tan mal mozo, despues de todo Platón significa el de las espaldas anchas(Por cierto esto me lleva al elogio del plátano, qué árbol tan hermoso!, no me extraña que los griegos lo quisieran tanto y que Jerjes se enamorara de uno, "Ombra mai fu...", en mi siniestro pueblo hay una increible avenida de hermosos plátanos), bueno, vuelvo a Platón, como siempre se le representa viejo, por su sempiterno malhumor, aunque si tuvo arte para reflejar o inventar a Sócrates no sería tan malhumorado; pero seguro que fue un buen mozo. Lamento tener que decirle que si estuviéramos los cuatro, usted, Donna, el viejo Aristocles y yo(no incluyo a Librepensador para que sea un juez imparcial, tal como más o menos Paris), él me preferiría a mí, y no porque admitiera que soy más inteligente. Saludos.

liuva dijo...

Ja ja ja ja, se lo regalo, todo el Platón para usted. Como ya sabe en Grecia la homosexualidad estaba bien vista y muy extendida. Platón fue un homosexual reconocido, aunque ya de viejo recomendó la abstención carnal (claro, cuando él ya no podía). De todas maneras siento decepcionarle, pero a los griegos les gustaban los efebos de 13 a 17 años.

Anónimo dijo...

Perdone, el que se elijan unos a otros es como una carretera con dos sentidos(madre mía que chorrada(perdón) !, si conocen a alguien que diga algo parecido propónganlo para idiota del siglo), el efébico Platón,y no quiero pecar de inmodesto(bueno, ahora no sé si quiero pecar de modesto o de inmodesto), me escogería sin dudarlo a mí frente a dos beldades como las suyas. Recuerden al efébico Alcibiades y al viejo Sócrates y quien le tiraba los tejos a quien.

liuva dijo...

Me pregunto, señor Anónimo, como se preguntó Fernando Arrabal en una entrevista hace tiempo si Sócrates y Alcibíades fornicaron o no fornicaron en la última escena del Banquete de Platón. Arrabal cree que al final no lo hicieron. ¿Usted qué cree?

Les refresco la memoria. Es al final del Banquete de Platón, cuando se produce el incidente entre un Alcibíades borracho como una cuba, que deja caer sus celos por el amor que le profesa a Sócrates y los hace manifiestos en presencia de Agatón y los otros invitados. Provoca un escándalo aireando su amor hacia Sócrates, impulsado por la borrachera que lo desinhibe. Acusa a Sócrates de seducirlo con su “verba mágica”.

Marguerite Yourcenar en sus “Memorias de Adriano” dice “Después de todo el más grande seductor no es Alcibíades sino Sócrates”. “¿Qué clase de saber es el amor que nos seduce hasta hacernos sus esclavos, porque es esto lo que dice Alcibíades, que por causa de la seducción de la palabra de Sócrates, se ha tornado su esclavo?”

Anónimo dijo...

Yo confiaba en la alta moralidad socratiana, pero me parece que confío mucho más en las horribles visiones de Arrabal, y si ni siquiera él sospecha que no lo hicieron es que seguro que no lo hicieron(vean sus comentarios de algunos cuadros del Greco y ya nunca podrán verlos del mismo modo ya).
Espero que no se ofenda, pero coincido con su teoría de la seducción. Bueno, debo dejarles, soy el invitado de honor de una gran comida,puesto ya no soy un efebo y tengo que jubilarme,lo peor de todo es que no encuentro la dentadura postiza(quiero decir la de gala, porque yo, que aborrezo las categorías, podría decirse que soy un hombre de tres dentaduras)