domingo, febrero 24, 2008

Orlando Furioso

Suele suceder que tras asistir a una obra operística, mi ánimo se eleve hasta su cenit y me mantenga jovial y feliz durante el resto de fin de semana. Y es que hoy, pese a lo sombrío y gélido del día, he mantenido cálido el recuerdo del Orlando de ayer en el Palau de les Arts, como les dije el viernes, un tanto cruelmente.

"Orlando" es una ópera en tres actos basada en el Orlando furioso de Ariosto, que narra las aventuras de un caballero envuelto en la locura debido a un amor frustrado. Al frente del reparto vocal se encontraba el contratenor Bejun Mehta, sobrino del maestro indio Zubin Mehta.

No soy nada docta en música clásica, pero sé discernir entre un "Me entusiasma" o "Me repugna". Sé que deberían haber graduaciones pero como tengo una irracional tendencia al maniqueismo, esta vez me inclinaré por el febril y más ardiente entusiasmo. No conocía esta ópera de Haendel y también era la primera vez que asistía a ver una ópera barroca, así que reconoceré un ingenuo entusiasmo previo.


Musicalmente es una delicia aunque en los descansos escuché unas cuantas críticas en referencia a lo endeble del libreto. En su momento, la ópera barroca parece que sufrió una denigración por su falta de dramatismo, pomposidad y vacuidad. Bueno, está bien que no sea de una profundidad wagneriana o una vivacidad mozartiana pero a mi me pareció una pieza llena de arias maravillosas, melodías encantadoras y, además, la manera de poner música a la locura hace que esta trama sea muy atractiva. Y es precisamente este momento, la escena de locura de Orlando al final del segundo acto, uno de los momentos más hermosos de la obra.

Este género no ha gozado del favor del público en general. La discografía, hasta hace unos años había ignorado estas obras salvo algunas excepciones. Parecía que Haendel solo había escrito El Mesías, algunos conciertos, la Música para los reales fuegos artificiales, la Música acuática y una ópera, Giulio Cesare, ignorando casi sistemáticamente las cincuenta y tantas óperas restantes que produjo a lo largo de su vida.

Ya que el tema central son los gigantescos celos que Orlando siente por su amada Angelica (no, no soy yo) los que le arrastrarán, como hemos dicho, a la locura y pérdida, por tanto, de toda razón, aprovecho, mis celosos amigos, para dejarles con estos fragmentos de un estudio del magno texto, que no deberían perderse, de Robert Burton, "Anatomía de la melancolía":


"Los celos, sus equivocaciones, su nombre, definición, alcance, tipos distintos: de príncipes, padres y amigos. Entre las bestias y entre los hombres, antes del matrimonio y entre rivales.

“Una variante de la melancolía amorosa, al igual que el amor heroico”
“Los hombres melancólicos son propensos a los celos"
“Los celos son una de las causas de la melancolía; un síntoma y una pasión llena de furia, casi tan extendida como el propio amor"
«No hay amor sin una buena dosis de celos; quien no siente celos, no ama»

Los celos se han descrito o definido como, cita a Juan Luis Vives:

"Cierta sospecha que el aman­te tiene respecto a la persona a quien ama encendidamente, y que consiste en el temor de que él o ella puedan estar enamorados de otro»
“Un deseo acuciante de disfrutar de un ser hermoso en solitario, de tenerla en pro­piedad sólo para sí”
“El temor o las dudas de que algún extraño pueda participar o compartir el amor que uno tiene”

Escalígero: «El temor de perder los favores de la persona a quien tanto se quiere». Cardano «Celos de amor, y un tipo de envidia ante la posibilidad de que se nos engañe»
Petronio: «Emulación furiosa de los amantes»
Geoffrey Chaucer. 1º Cuentos de Canterbury: "Cuando esta pasión hace acto de presencia, resulta sumamente violenta, un tormento indescriptible, una tortura infernal, una plaga diabólica". Ariosto ("Orlando Furioso") : "Es una furia, una fiebre perpetua, llena de desconfianza, de temor y tristeza, un martirio, un monstruo que se burla de nosotros. Es una inmensa difi­cultad, una carga sumamente insoportable, un corrosivo para cualquier con­tento, un disparate y una locura en sí misma"

Causas de los celos según R. Burton. Quiénes son más propensos. Ociosidad, melancolía, impotencia, larga ausencia, belleza, lujuria: nada en sí mismas.
La seducción, según el momento, el lugar, las personas, las malas costumbres. Causas.

Los hombres del sur son de temperamento caliente y, por ello, más lascivos y celosos
Italia y España: con tantos maridos celosos.

En Alemania, Francia, Gran Bretaña, Escandinavia, Polonia y Moscovia la gente no está tan afectada por tan terrible enfermedad.

En Holanda, las jóvenes doncellas van de la mano con los muchachos cuando salen de casa o acuden a patinar sobre hielo ‑tal es la inocente libertad de que gozan‑, y se alojan juntos cuando están fuera de sus casas sin levantar sospe­cha alguna.

En Francia, los hombres suelen cortejar a las esposas de otros, las visitan y las acompañan del bracete por la calle, sin que nadie lo vea mal.

En la mayoría de los países nórdicos, los jóvenes y las doncellas bailan juntos con familiaridad, al igual que los hombres con sus esposas.

Los españoles: vigilan a sus mujeres y no permiten que otros hombre se les acerquen, ni siquiera en las iglesias, excepto si un claustro les separa.

Según Montaigne: Esta contumaz pasión ¿afecta más a las mujeres que a los hombres?
Algunos dicen que las mujeres pelirrojas, pálidas, de ojos negros y voz aguda son sumamente propensas a los celos (cita nº 2240.)

Causas más específicas son las que siguen

-La impotencia,
Cita: Comelio Galo: epigrama a su querida Licóride:

“...Y busca ya a otros jóvenes y otros amantes,
y me llama a mí viejo impotente y decrépito”

En los ancianos, de naturaleza fría y seca, casados con mujeres «cuajadas de savia», jóvenes y lascivas.

“Ella era joven, él era viejo,
y por ello temía ser un cornudo”
(cita nº 2246)

El maltrato a la mujer
“Él era celoso, y ella le hizo cornudo por mantenerla encerrada.
Las sospechas infundadas y el maltrato son ya motivo suficiente para hacer que una mujer, que en otra situación habría sido honesta, quiera volar.

«Cuando la mujer cree que su marido vigila, se siente más inclinada a pecar»
«Pecan con más libertad y se despojan de todo pudor»

-Querer demasiado a la esposa. Algunos hombres son siervos de sus mujeres.
- Perder el juicio por ella, ser demasiado afeminado, enfermar en lugar de la esposa, (los tiberinos, guardar cama en su lugar cuando ellas paren..)
«hechizado por su mujer, no podía estar alejado de ella ni un segundo; cuando salía fuera, llevaba su pañuelo próximo al corazón, y no bebía más que la copa en que ella hubiese posado antes sus labios» (cita nº 2259, Séneca)

-Si habitan en lugares sospechosos, como tabernas infamantes, o en las proximidades de un burdel o, como añade Nevizzano, cerca de monjes y frailes.
Marcial, entre los antiguos, arremetió contra esas mujeres que fingían una enfermedad para poder acudir a menudo a los baños:
Tras abandonar a su esposo, llegó hecha una Penélope y se fue vuelta una Elena”.

-Las cortes de los príncipes, pues hay allí «demasiados pretendientes jóvenes dispuestos a hacer todo tipo de promesas ... ».

Síntomas de los celos según Robert Burton : miedo, pena, desconfianza,
conductas extrañas, gestos, ultrajes, encierros juramentos, juicios, leyes, etc.

Además de miedo y pena, que son comu­nes a toda melancolía, ansiedad de espíritu, desconfianza, acusa­ciones, pensamientos agitados, palidez, delgadez extrema, negligencia en los negocios y otras cosas semejantes.

Es una pasión muy vehemente, una perturbación furiosa, un dolor amargo, un fuego, una curiosidad perniciosa, una hiel que corrompe la miel de nuestras vidas, una locura, un vértigo, una plaga, un infierno.

Los hombres celosos se hallan más inquie­tos de lo normal, pierden «la bendición de la paz», (Crisóstomo), y aunque sean ricos, «los más desgraciados de todos», «nadie hay más triste que ellos», son más desconfiados de lo habitual."

Los celos, dice Vives, «generan intranquilidad de espíritu día y noche. El afectado capta cada palabra que oye, cada susurro, y lo amplifica en su mente (al igual que hacen todos los melancólicos por otras razones), hasta calumniar a otros con la mayor injusticia; malinterpreta cada cosa que se dice o hace, y es proclive a confundirse y pensar lo peor»

Curación de los celos según Robert Burton: evitar las ocasiones, no estar ocioso; buenos consejos; condenarlos, no vigilarlos ni encerrarlos; disimularlos, etc.

A ninguna se la puede custodiar contra su voluntad, ni vigilar puedes su mente; aunque lo vigiles todo: cierra puertas y ventanas, que el adúltero estará dentro. «Es difícil vigilar lo que muchos desean». La mejor actitud, por tanto, es dejarles hacer su voluntad y concederles libertad absoluta, sin vigilancia nin­guna.
"Yo, Penélope, seré siempre la mujer de Ulises"

40 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenos días, ¿ pero podría darse el caso de alguien que estuviera celoso de sí mismo? Burton no nos ilustra sobre ello. Evidentemente no estoy aludiendo a Billy Wilder y el primero que saque el tema de Irma la Dulce será un completo asno.

Anónimo dijo...

Buenos días “adorables” desconocidos. El tema de hoy es demasiado profundo para estas horas del día. Ayer estuve hasta tarde en un recital maravilloso y todavía tengo las legañas puestas. No, lo mío no fueron “arias”, lo mío fueron “hectarias”. No voy a decir de quién se trata porque no quiero retar a nadie a duelo a primera sangre.

De los celos ya hablaremos más adelante. Pero lo primero es lo primero. Angelicata, esta madrugada le han dado el Oscar a la mejor actriz a Marion Cotillard por “La vida en rosa”, por su maravillosa interpretación de la más maravillosa todavía Edith Piaf. Bien, muy bien, fantásticamente bien.

Anónimo dijo...

Edith Piaf e Yves Montand, ¡qué pésimo gusto que tenían ambos! Mira que escogerse mutuamente. Me pregunto si tendrían celos el uno del otro. Convengo en que mi suposición tiene que ser absurda, es como tener celos de la máquina del café.

Donna Angelicata dijo...

Sí, Liuva, ya lo he visto esta mañana y he imaginado que usted sería la primera en darme la buena nueva. Bueno, no sé... es mejor que no diga nada porque aún es lunes y no me gustaría que me saltara ya a la yugular, que usted es muy feroz y yo muy seráfica.

Anónimo, pese a lo paradójico, yo creo que sí es posible sentir celos de uno mismo.

"Never waste jealousy on a real man: it is the imaginary man that supplants us all in the long run." George Bernard Shaw

Anónimo dijo...

No fue exactamente como usted lo cuenta. Fue Edith Piaf la que se ligó a Yves Montand carita de cutis y estuvo con él hasta que se cansó, que fue exactamente dos años. El gran amor de su vida (de la de Yves Monstand), fue Simone Signoret.

En cambio la señora Piaf, a la que Angelicata dedicó una gloriosa entrada (me temo que tendrá que cargar con esa cruz durante el resto de su vida), tuvo una vida amorosa agitadísima para ser una máquina de café. Por poner sólo alguna de sus conquistas: Marlon Brando, Charles Aznavour, Théo Sarapo, Georges Moustaki, Marcel Cerdan… Ya me gustaría a mí que mi máquina Nespresso diera este café.

Donna Angelicata dijo...

Pues que quieres que te diga, Liuva, a mí la vida de la Piaf no me parece en absoluto envidiable y rezo para que la mía no se parezca a la suya ni en un sólo día.
Ya su nacimiento fue terrible y estuvo siempre rodeada de cierto ambiente degradante e inmundo, por no mencionar todos sus excesos.

Por lo que refiere a su vida sentimental, que parece que tanto envidias, pues no sé, entre los que morían en circunstancias extrañas (¿no es curioso? parece una especie de maldición), de los que se cansaba y los que se cansaban de ella, al final dudo mucho que se pueda decir que tuvo una hermosa historia de amor -a menos que tengamos una concepción cuantitativa del amor, como parece que se desprende de tus palabras-. Y encima está ese tipo boxeador, que pésimo gusto.

Donna Angelicata dijo...

¡Ah!, Ya estoy preparada para que devore sanguinariamente mi dulce yugular.

Anónimo dijo...

Satisfecho y yo que creía ser un experto saviano. ¡Qué cita más buena, Donna!

Anónimo dijo...

No se preocupe Donna seré su escudo. Sí, la ristra de amantes que menciona nuestra Némesis, la honorable sta. Liuva, no me parece que diga mucho de la Piaf. Yo, si fuera mujer, preferiría acostarme, y perdónenme el grafismo , con mis propios vómitos.
No sé, el razonamiento cuantitativo de esos anormales amantes no me parece muy convincente. Sin embargo, ahí tienen los dignos ejemplos de Alma Mahler y Lou Andreas Salome.De las que a uno le hubiera gustado estar en medio de sus expansiones amorosas para ver qué se decían(o en todo caso, debajo del lecho).

Donna Angelicata dijo...

¡Ja! Sr. Anónimo, es usted nauseabundamente divertido.

Mire lo que he encontrado acerca de su amada Alma Mahler:

"Respecto a la belleza de Alma Mahler también se ha difundido una teoría errónea. Su hija Anna, gran amiga de La Grange y una mujer muy inteligente, le dijo que cuando su madre se desnudaba era como un saco de patatas. Los ojos de Anna eran los más bellos, y los de Alma también eran bellos, "pero no cálidos". La hija detestaba la dominación de la madre y mantenía una relación de amor-odio. "Alma podía ser muy cruel: le gustaba ayudar a la gente, pero sólo cuando la gente no la necesitaba", apostilla La Grange sin perder la compostura."

Anónimo dijo...

Gracias por lo de Alma, no soy muy pro-ella pero, como se dice " a toro muerto, gran lanzada" es tan fácil ponerse del lado del genio herido una vez pasado todo.Estoy pensando que si avanzamos o retrocedemos en la historia sólo encontraremos un matrimonio equivalente a los Mahler por su increíble relevancia cultural.Si, evidentemente son los Victor Manuel-Belén, qué pareja de genios!.(Me doy cuenta ahora que en realidad es "a moro muerto", que me perdonen esos bichos cornudos)

Anónimo dijo...

Nota aclaratoria: por bichos cornudos me refiero a los toros.

Donna Angelicata dijo...

Qué bien, ha citado a "grandes representantes de la cultura española" como los que mencionó ayer nuestro querido presidente en el debate. ¡Qué bien!

Anónimo dijo...

Angelicata, la Piaf no es ni mi modelo de vida ni mi modelo de mujer. Pero reconozco que si la Piaf hubiese sido tan guapa como Gene Tierney y un poquito más alta, con su personalidad y su voz hubiese sido capad de desencadenar la segunda guerra de Troya.

Y ya que estamos con Troya voy a ver si consigo exponer y relacionar a Helena de Troya, Penélope, los celos y la Piaf.

Penélope y Helena eran primas pero representaban dos modelos de mujeres totalmente distintos. Penélope era la discreta, la prudente y fiel esposa, la que esperó pacientemente a su marido en su palacio de Ítaca durante un porrón de años. Entre todas las mujeres que participaron o se relacionaron con la guerra de Troya fue la única que se mantuvo fiel a su esposo.

Helena en cambio era la chica mala, fue infiel casi desde que nació, era casquivana y traidora y tuvo el poder de desencadenar la guerra de Troya. Pero era bella, muy bella, dicen que la mujer más bella que nunca haya existido.

Así, Penélope / Helena representarían: fidelidad / adulterio, paz / guerra, espera / huída, prudencia y discreción / imprudencia e insensatez.

Pero… Penélope tenía unos celos terribles de su prima Helena, sentía una envidia enfermiza de la belleza de Helena, además, su marido Ulises había formado parte del séquito de príncipes que pretendieron la mano de Helena pero no lo consiguió ya que ésta eligió a Menelao. Ulises después, como mal menor, se casó con Penélope y ésta en el fondo no le perdonó el desprecio, nunca estuvo enamorada de él. Aunque, curiosamente, le fue fiel toda su vida. Qué cosas.

Resumiendo, las Helenas, las Piaf, las chicas malas, son las que mueven el mundo, las que pasan a la historia, tienen vidas truculentas y raramente son felices, acaban mal, a veces muy mal. En cambio, las Penélopes, no tienen historia, son previsibles, pero son más felices.

Ahora habría que posicionarse sobre qué modelo de mujer se ajusta más a cada cual. Yo, la verdad, no me veo haciendo ganchillo esperando a que mi príncipe-sapo me venga a dar un beso cansado de derrocharse con una Helena.

Anónimo dijo...

Celos,
tengo celos de la brisa
que acaricia tus cabellos;
de la arena
que roza tus pies
celos de los guantes
que tocan tus manos;
celos del collar
que toca tu cuello;
celos de la silla......
que usas para sentarte.

Me despierto a medianoche,
pienso en ti,
y tengo
celos.
Llega el alba,
y desvelado
pienso en ti,
y tengo
celos.
Paso el día y consumido
pienso en ti,
y tengo
celos.
Y de noche alucinado
agotado y ya sin fuerzas
pienso en ti,
y tengo
sueño.

Mi vida es un tormento
los celos son mi cruz,
es puro sufrimiento vivir con esta "angus"...

- ¿Angús?-
... tia

Mi vida es un tormento
mi alma ya está mustia
es puro sufrimiento
vivir con esta angustia......
terrible.

Desde aquella tarde
en que la conocí
mi vida ha cambiado;
paso el día vigilándola furtivo,
estoy trastornado.
Intercepto sus llamadas
y sus cartas reviso indiscreto;
he instalado un micrófono en su cuarto,
entre ella y yo no hay secretos.

Celos,
tengo celos de la luna
que te mira cuando es noche;
de la lluvia,que moja tu piel;
Celos,
de las aves
que escuchas cantar;
celos,
de las flores
que alegran tu hogar.
Pero, más que nada,
tengo celos,
pero, más que nada
tengo celos
de tu marido."

Les Luthiers.

Donna, esta vez ha estado en la medida justa. Después de este magnífico ensayo sobre los celos ya puede pasar a la práctica. Le saldrá bien.

Por cierto que anteriormente salió el tema de si uno puede tener celos de si mismo. Yo personalmente tengo unos celos de mi otro yo, esa que tiene tiempo libre y ocio, y disfruta de su tiempo, sobre todo en vacaciones. Pero no se preocupen, algún día seré como ella y se cambiarán las tornas.

Donna Angelicata dijo...

Bueno, Liuva -o debería llamarla Helena- no estoy nada de acuerdo en que las Penélopes no tienen historia. Por supuesto que la tienen, y apuesto a que mucho más hermosa y deseable. Siempre que veo que alguien tiene montones de amantes, lo que al final me parece es que es un ser insoportable y no hay ser vivo que la soporte. Podría decirme que tal vez sea ella la que se canse de ellos; pues bien, me parece que eso tampoco es motivo de una profunda admiración.
Lo díficil, lo verdaderamente difícil parece que es encontrar a ese alguien en sentido completo y corresponderse de una manera tal que ya nadie más exista. Eso es lo difícil y extraordinario. ¿Qué dificultad hay en tener montones de amantes?.

Bueno, mejor me voy a ver House. Ya poco puedo hacer por mantener mi imagen distante y misteriosa. Son ustedes malvados.

Donna Angelicata dijo...

Bueno, regreso tímidamente para contestar a mi estimada Anónima.
Gracias por lo de Les Luthiers.
No entiendo lo de pasar a la práctica, pero seguramente es que soy muy ignorante.

Con respecto a lo de los celos hacia uno mismo, yo creo que el Sr. Anónimo más bien se refiere a tener celos de uno mismo con respecto al ser amado. Tener celos de que ese ser estime más una personalidad u otra de uno mismo, en situaciones completamente disitintas. Ahora que lo leo, me doy cuenta de lo esquizofrénico del asunto. Confío en que el Sr. Anónimo lo explicará mucho mejor que yo -si es que no está muy ocupado con sus vómitos-

Buenas noches

Anónimo dijo...

Donna, rápidamente me explico.

Su entrada es un "ensayo" sobre los celos. Primero va el ensayo y después la puesta en escena.

Después de las primeras pruebas de "celos" ya se puede practicar a nivel profesional.

Si mi explicación es aún más confusa, sin duda se debe al sueño que me atenaza.

Buenas noches.

Donna Angelicata dijo...

Gracias Anónima, su explicación es muy clara, solo que... no sé como se practican los celos.

Pero ustedes pueden intentar ponerme celosa.

Anónimo dijo...

Usted lo explica mejor que yo mismo. La frase de Shaw va a la real causa: la imaginación. ¿Y si nuestra imaginación nos tortura con nuestros yoes futuros o pasados? Ahora mismo, mi yo presente podría estar celoso de mi yo del pasado sábado o quizás con mi yo de este próximo viernes. ¿Soy ahora realmente ellos o no lo soy?
Y por enrevesar las cosas, me imagino otra situación en que estar celoso de uno mismo. Supongamos que alguien ama, en el sentido pleno(esto es una estupidez, porque no creo que pueda haber varios sentidos) a otro alguien; este alguien, quizás lo amó antes, pero ahora está con él por compasión? inercia?, yo qué sé, pero ama a otro alguien( nota:este otro alguien no es ninguno de los otros alguien que aparecen) y el primer alguien lo sabe. ¿El primer alguien no debería estar celoso de sí mismo? Puesto que si ama al segundo alguien desearía plenamente que se uniera al tercer alguien, y al no hacerlo tendría que tener celos de los favores que el segundo alguien otorga al primer alguien. Y así tendría que tener celos de sí mismo. Y así con este argumento digno de la patológica Woolf se despide el primer alguien, el segundo y el tercer alguien.
Nota del narrador omnisciente: Los tres se han ido a vomitar

Anónimo dijo...

¿No es una idea sumamente convencional eso de los dos modelos de mujeres? La malvada pero atractiva y la buena pero inatractiva. De acuerdo, si a un ser tan repugnante como la Piaf la ponemos el aspecto de la Tierney probablemente desencadenaría alguna guerra, puede, pero si le ponemos un temperamento bondadoso pondría en conflagración todos los universos posibles. Sostengo que la bondad es mucho más interesante que la maldad, porque la maldad es simple e inconsciente de nada más y la bondad es tener esa carga de la maldad también(no hago más que exponer, quizás torcidamente, a Chesterton). Ya sé que no queda muy bien con la pose de romántico maldito pero me parece que no hay mujer en la historia que haya despertado más pasiones, o llámenlo como quieran, que la Virgen María.

Anónimo dijo...

¡La Virgen! lo que faltaba.

Anónimo dijo...

¿No hay que ser un poco idiota para pensar que sólo por mencionar la Virgen eres un meapilas o algo peor y que si dices que te cae bien Mesalina o la madre que la parió eres un tipo guay o enrollado(por emplear el lenguaje de los subnormales)?

Anónimo dijo...

Creo Anónimo, que tiene razón. La maldad nunca puede ser digna de nuestra admiración, por bonita que parezca. Y aún digo más, tampoco puede tener nuestro respeto.

Así que lo mejor es ser respetuosamente, aunque admiradamente, lo más buenamente fea que se pueda.

Anónimo dijo...

Bien, ya veo que estamos 3 a 1. Ustedes hablan de maldad y de bondad, de ángeles y demonios y eso yo no lo he dicho así. Tanto las Penélopes como las Helenas son mujeres normales y corrientes, unas con la pata quebrada y en casa que, curiosamente, son las que ustedes prefieren, cosa que no acabo de entender, y otras más emprendedoras y libres, más actuales. No quiere decir que unas sean putas y otras santas, ni mucho menos. En fin…

Señor Anónimo si usted se mosquea porque me asombre que mente a la Virgen María es que no es usted un enrollado ni un guay. Por cierto, hacía tiempo que no me insultaba, ya me estaba entrando el mono. Aunque pensándolo bien Idiota no en mucho insulto. Si se toma la etimología de la palabra, ésta proviene del griego y se refiere a aquel que no se ocupa de los asuntos públicos, sino sólo de sus intereses privados.

Y si quiere que hablemos de la Virgen, pues hablamos de la Virgen, pero no me gustaría, ya que no quiero herir susceptibilidades ni perjudicar al blog de Angelicata. Hay personajes que antes venían por aquí y ya no vienen por no sé que estúpidas razones. Yo sólo le voy a decir una cosa, que de esa familia el único que me cae bien es el padre putativo. Dejemos el asunto.

Anónimo dijo...

Pero usted, mi querida señorita Anónima(perdone, pero estoy ensayando mi carácter "supercilious"), también resulta convencional en extremo. ¿Por qué suponer que las buenas son feas? No sé si padeceré una extraña enfermedad deformativa, pero cuando yo veo a una mujer hermosa(ya que hablamos de mujeres, pero se puede aplicar a todos) sé inmediatamente que es buena y no estoy diciendo esa estupidez gigantesca de bella por dentro; dejemos eso para maestrillos y sermoneadores de todo tipo.

Anónimo dijo...

O sea que sí se puede hablar de Helena, pero no de la Virgen. Yo sólo me refería a que si miramos en nuestra cultura la presencia de la Virgen María es incomparablemente mayor, por citar lo que me viene ahora a la mente, vea el segundo Fausto, la Octava de Mahler, los numerosos Stabat Mater. Prescinda, si es que puede, del elemento religioso. Virgen María: 1000, Helena de Troya: 0. Además de que sospecho que era cierta la leyenda de que la hizo todo el desaguisado de Troya era una mala doble de Helena, la auténtica y hermosa Helena estuvo mientras tanto tan tranquilamente en Egipto.

Anónimo dijo...

Las buenas no son feas, las malas no son guapas. Hay feas malas (léase la bruja de blancanieves) y guapas buenas (como cenicienta). No soy nada convencional, Sr. anónimo. Yo (como supongo que todo el mundo se ve a sí mismo) me considero una persona buena y físicamente soy una mezcla entre Audrey Hepburn y La Calas. (pero cierto es que con un poco más de chicha).

Pero si por el hecho de que me hayan dibujado así me van a tachar de mala, pues nada...me afeo un poquito y ya está!

Anónimo dijo...

Perdone, no quería insultarla con ese baldón tan terrible, ¡convencional! ¿Puede haber algo peor que ser convencional? Evidentemente no. Todos somos como ese motero a lo Marlon Brando, vamos con moto hasta en el pasillo de casa, y despreciamos a esos seres convencionales con sus miserables vidas y sus ridículas comisiones tales como los del Círculo de lectores y los vendedores de seguros(los peores son los de Santa Lucía). Ahora que lo pienso, a mí me gusta ser convencional.
Siento lo de la Hepburn, que, irónicamente, a mi me cae gorda, ¿y lo que hizo con el gato?

Anónimo dijo...

Estaba pensando sobre la paradoja que representa que querer ser no convencional es precisamente serlo. Casi todo el mundo quiere no serlo y cae en ello. ¿No deberíamos por tanto sumergirnos en nuestra mediocre convencionalidad?

Anónimo dijo...

Usted señala, noble Liuva, que no quiere perjudicar este noble blog, no veo cómo puede perjudicar a este noble blog su presencia. Cuando de tanto en tanto me aparecen otros blogs, resulta patético que nadie les haya contestado... (perdonen toca la campanilla, debo retirarme)

Anónimo dijo...

¡¡Bien!! Vamos mejorando. Ayer era idiota… hoy soy noble. Lo de convencional me da lo mismo ser que no ser. Una vez estuve en una convención y ni fu ni fa. Me temo que Angelicata debe estar en otra convención, porque no aparece.

Es cierto lo de la leyenda que dice usted sobre la no presencia de Helena en Troya. Lo cuenta Casandra, la que tenía el don de la profecía pero Apolo la condenó a no ser creída nunca. Según ella, la bella Helena nunca estuvo en Troya. Es cierto que Paris (guapo pero idiota, pero de los idiotas de verdad) la secuestró, pero de camino a Troya hizo una parada técnica en Egipto y allí el rey (al que creo que llamaban Faraón o alga así) se la robó. Paris se tuvo que ir con las manos vacías de Egipto pero para no ser humillado al llegar a Troya alquiló otra Helena para que hiciera el paripé. Y después vino Brad Pitt y todo eso.

Me gustaría saber qué hizo la Hepburn con el gato.

Anónimo dijo...

El tiempo de la campanilla pasó(supongo que con la campanilla y mis citas marianas la conclusión mas evidente es que debo ser sacerdote, puede, en todo caso debo ser sacerdote idolátrico). Sólo quería decir, digna Liuva, que en muchos blogs la ausencia de respuestas tiene algo de patético, a nadie parece interesarle lo que dice el propietario del blog.En contraste, y aunque peque de inmodestia, tengo que decir que nosotros cuatro hacemos realmente grande esto, encabezados por la princesa Baketamón nada menos.
Anuncio para aquellos que todavía conservan un adarme de sentido común y viven cerca de la capital que quiso destruir el gran Pompeyo, ¡mañana comienza la Feria de Ocasión del libro!.

Anónimo dijo...

Pero bueno! una cinéfila como usted haciendo esa pregunta, me sorprende enigmática Liuva. Sólo tiene que recordar el final de Desayuno con diamantes.

Anónimo dijo...

Al final Holly encuentra a “gato” bajo la intensa lluvia. Lo abraza. Se encuentra así misma. Llega Paul. Llueve torrencialmente. Y se funden en un abrazo mientras suena Moon River. El gato permanece entre los dos. Fin.

Donna Angelicata dijo...

No anda muy desencaminada, Liuva. No es que esté en una convención sino en muchas, demasiadas, a la vez.

Les contestaré más tarde, malvados.

Nota: Sí, Liuva, pero antes de eso, la Hepburn echa al pobre gato del taxi dejándolo en la torrencial lluvia. Mucho Moonriver, mucho Moonriver...
Bueno, a la película se le perdona porque sale George Peppard

Donna Angelicata dijo...

Hablando de Casandra. ¿Alguien entiende por qué el título de la última de Woody Allen?. Me parece una relación un tanto forzada, no sé.

Anónimo dijo...

No tengo ni idea para responder a su pregunta. Ni siquiera he visto la película y ni siquiera recuerdo el título. Hoy es el gran día.
A mí me parece que Mel Ferrer estaba mal de la cabeza.

Donna Angelicata dijo...

Sr. Anónimo, sí, hoy es el gran día. Lástima que me vaya a perder la inauguración de la magnífica Feria del Libro antiguo y de ocasión porque salgo bastante tarde y eso que trabajo al lado. Me temo, que si voy mañana usted ya habrá arramblado con todo.

Puede que lo reconozca por sus vómitos.

Le deseo una buena caza -pero no muy buena-

Anónimo dijo...

N May, when sea-winds pierced our solitudes,
I found the fresh Rhodora in the woods,
Spreading its leafless blooms in a damp nook,
To please the desert and the sluggish brook.
The purple petals, fallen in the pool,
Made the black water with their beauty gay;
Here might the red-bird come his plumes to cool,
And court the flower that cheapens his array.
Rhodora! if the sages ask thee why
This charm is wasted on the earth and sky,
Tell them, dear, that if eyes were made for seeing,
Then Beauty is its own excuse for being:
Why thou wert there, O rival of the rose!
I never thought to ask, I never knew:
But, in my simple ignorance, suppose
The self-same Power that brought me there brought you.