Evidentemente, mi conclusión es que no es Sorolla en sí mismo el reclamo fundamental. Si me someto a una estricta introspección -acabo de hacerlo, y también he estornudado- para intentar descubrir y mostrarles, ¡oh almas cándidas!, que pudo mover, y que aún mueve, a esa enorme masa humana (aclaro que lo de enorme es por cantidad numérica, aunque enfocaron a un par de tipos un tanto.. bien, sigamos) a hacer un sacrificio tan sumamente estúpido y desfavorable con sus propios cuerpos, alcanzo la trágica y extraña convicción de que debe haber algo más, algo oculto, un siniestro valor añadido mediante el cual al día siguiente esas 3500 personas al llegar ojerosos, amortecidos y reptadores a sus trabajos -si es que trabajan- pueden efectivamente decir, con infinito orgullo y victoria, a sus miserables pero despiertos y productivos compañeros: "Ayer ví un Sorolla" (sí, pero a las 4:00 de la madrugada, so grullo).
Me he recordado a un texto de Poncela sobre un retrato de Enrique IV. Y así como no me gusta que se guarden las cosas ingeniosas para sí mismos, buitres egoistas, a mí no me satisface disfrutar en soledad de este gran hombre, así pues, tengan paciencia, beban un sorbo de agua y sigan leyendo, haraganes:
HALLAZGO DE UN RETRATO DE ENRIQUE IV
En una alacena del convento de Anima-Christi, de Amiens, ha sido hallado un hermoso cuadro al óleo con la siguiente inscripción: "Enricus Quartus Rege Cuadrupedante Instantanae naturalis". Dicha descripción quiere decir, poco más o menos: "Instantánea tomada al natural, del Rey Enrique IV encuadrupedado".
Se trata, pues, como comprenderán nuestros lectores, que son muy inteligentes a pesar de leernos, de un retrato ecuestre del rey Don Enrique IV de Francia, antes de ser asesinado.En dicho retrato, el caballo, que es el que aparece debajo, ha salido algo movido, pero la figura está para comérsela.
En la parte superior derecha se ve una gran copa, que, en opinión de los eruditos, simboliza la sed que pasaba Enrique IV cada vez que salía a dar un paseo a caballo. Más arriba de la copa hay un 11 bien visible, número que puede interpretarse de dos maneras: o bien suponiendo que el 11 era el tranvía favorito del democrático monarca, o como una alusión a las 11 hermanas gemelas que sedujo en uno de sus viajes a Poitiers. Dicho número 11 dicha copa aparecen invertidos en la parte inferior del retrato. Se cree que esto quiere decir que Enrique IV se había bebido ya el vino de la copa y que las 11 hermanas gemelas le fueron infieles y tuvo que mandarlas colgar por los pies de una almena.
En fin, es un retrato precioso, y circulan insistentes rumores de que el Estado se va a quedar con él. Como el Estado francés no tiene una perra gorda, no nos explicamos el hecho.
Pero en fin, eso dicen. Otros dicen, en cambio, que el retrato no es un retrato, sino el caballo de copas.
Enrique Jardiel Poncela, "El libro del convaleciente"
23 comentarios:
A lo mejor hacían cola porque esperaban que el autor les firmara algún cuadro.
La condesa (riendo en "fa" sostenido): "¡Oh, qué estúpida gracia tiene usted!"
La mujer que se ríe de todo es que sabe que tiene una dentadura bonita. Jardiel Poncela
Saludos a todos (y cuando digo a todos, quiero decir a todos). Me hago el propósito de no herir susceptibilidades, no meterme con nadie y no insultar a nadie. Me voy a volver light y suave como la nalga de un bebé. Por favor, Sr. Anónimo, no nos abandone en estos momentos de incertidumbre. Yo nunca le diré a usted lo que le dijo un Borbón a un Chávez.
Después de esta declaración de intenciones, entremos en el tema que nos ocupa: Sorolla. Angelicata, nos has ocultado un dato fundamental para entender la cola a las 3 de la mañana, la exposición era GRATIS. Y cuando a un españolito le dicen que algo es gratis, es igual que sea una exposición de cuadros que una chocolatada, la gente aguanta colas y lo que sea, y la hora es lo de menos… (yo también acabo de estornudar, Angelicata, bueno… yo más que estornudar, lo que hago es intornudar, lo hago para dentro, lo que quiere decir que apenas expelo estreptococos y estafilococos). De todas maneras los cuadros que he visto por internet son de pandereta y orinal.
Señora Anónima, si tuviera usted una ortodoncia en los dientes no se reiría tanto (Uy, perdón, se me ha escapado).
Nuestra conducta es la única prueba de la sinceridad de nuestro corazón. Charles Thomson Rees.
Liuva, no tengo una ortodoncia pero si una endodoncia, creo que perderé el juicio si no me quitan una muela que se empeña en encontrar su sitio donde no lo hay.AY!
Cuando una vez estuve en el Reina Sofía(me estoy refiriendo al museo,aunque puede que haya más de uno, no a hospitales, manicomios y cárceles con tal denominación) opté por disfrutar repetidas veces con las subidas y bajadas del magnífico ascensor antes que sufrir con la visión de las llamadas obras de arte. Ello dará una idea de mi aversión y negación al llamado arte plástico. Lo digo porque el comportamiento que señala nuestra gran Angelicata me parece una cosa así como "ludicrous", pero si eso les gusta, pues bueno...
En cambio la música me parece casi el único arte, qué piensa de Franz Waxman, odontólogica y deontológica Anónima(iba a hacer un chiste, pero mejor no)? Lo digo porque ayer encontré un disco de él en la serie esa de Naxos, el de Objetive: Burma y he venido escuchándolo hasta aquí y es sinceramente(yo no me fiaría mucho de la gente que utiliza sinceramente) genial.
El libro del convaleciente(bien por usted, Donna!) me parece uno de los grandes libros de toda la historia, muy por encima del tan alabado Fausto(qué tostón!, espero que ustedes tres que aquí representan al eterno femenino no les resulte plenamente ofensivo).
Y por otra parte, qué es el Eterno Femenino? por más que escucho la octava sinfonía, no lo entiendo. Veni, creator spiritus!
En el tarot el caballo de copas indica la llegada de profundas emociones.
Con ánimo de polémica(lo que un idiota integral diría que es para crear un foro de intercambio de ideas, ven? otro modo ineludible de reconocer a un idiota-que les doy gratuita y ofensivamente-, si dice la palabra "foro" piensen idiota!, idiota!) y para que no se note que estoy resentido-con lo cual, supongo que sí que se nota- a mí me parece que las profundas emociones son realmente superficiales. Por poner una analogía musical si alguien, entre elegir la novena de Mahler y la primera de Borodin elige la primera, que en este caso y para hacer un pésimo chiste es la novena, para ir de profundo y de que arrastra su existencia como un armadillo arrastra su cola, me parece un tipo completamente supérfico, tan superficial como una cebolla: Y además que la primera de Borodin es increíblemente hermosa. Por otra parte, la gente que dice continuamente lo de superficial son candidatos idóneos a plazas vitalicias en manicomios de la época prelanguiana.
Sr. Anónimo, me alegro de leerle, ¿usted a punto de hacer un chiste? No sea vulgar...la ironía, la sátira, sí...pero un chiste...
De Objetive: Burna si le daré mi opinión. Disfrute más escuchando la muerte de Jacob que la de William. También es cierto que la primera es más breve. Y puestos a morir cuanto más rápido mejor.
Siento que no pueda saborear la belleza de un buen cuadro, hay verdaderas maravillas, sobre todo los prerafaelistas. Verdaderas combinaciones de color que hacen, que si sus ojos en verdad hablaran la única palabra que acertarían a pronunciar sería OH!
Además, cuando usted entorna sus ojos al invadirle las notas del Islamey de Balakirev (por citar a otro ruso) ¿en que piensa? ¿piensa en imágenes? ¿en color?. No deje de mirar un cuadro sin evocar una melodía y disfrutará al completo del arte más sincero, el de la belleza interior al interiorizar la exterior.
Bienvenido de nuevo, estimado Sr. Anónimo. Este blog sin usted es como una bola de bolos sin núcleo líquido (Homer dixit). Cada vez que escribe experimento la misma emoción que cuando- de niña- veía entrar en mi alcoba a mi madre y ese afilado instrumento metálico, con el propósito de derribar mi melena merovingia.
Estoy básicamente de acuerdo con usted con respecto a la música como arte absoluto (y supongo que no hablo en términos wagnerianos). El estado de ánimo con el cual nos sentimos clavados en la butaca, medio aturdidos, después de una representación de grandes proporciones, es paradójico: una sensación de placidez en la intranquilidad, de inquietud calmada, un sentimiento de regresar lentamente -como si se nos hubiera arrastrado al exterior- a ese extraño lugar del poeta "expulsado hacia afuera" (Hölderlin) y con gran dificultad volviéramos a este mundo.
Tanto hablar de Naxos, la belleza, el eterno femenino, la música, el sentimiento de regresar a este mundo desde un oscuro laberinto de emociones. Me he acordado de Ariadna.
Clávense en sus butacas y disfruten del momento:
http://www.youtube.com/watch?v=jHvNJaj54ww
¿bonito verdad? Ahora escúchenlo mientras miran este cuadro:
http://www.flickr.com/photos/81611936@N00/119369388/
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Se muestran los artículos pertenecientes a Marzo de 2006.
19/03/2006
Chop-suey de Edward Hopper
Chop Suey. 1929
En un primer plano están sentadas dos mujeres en torno a una mesa blanca. No se miran. No hablan. Una nos muestra la cara. Es un rostro sin detalle, del que destacan, sobre la piel iluminada en blanco, labios rojos y ojos negros, de mirada perdida. Su compañera nos da la espalda, pero sabemos que también está sumida en sus pensamientos. Un amplio ventanal ilumina la escena con una luz clara y diagonal.
A la izquierda, prácticamente fuera del encuadre, otra mujer con vivo sombrero rojo observa al hombre sentado. Él, con su traje oscuro y sin relieve, no la mira, concentrado en sus manos. La oscuridad masculina rodeada de la luz femenina.
¿Qué tienen las mujeres de Hopper que tanto cautivan? ¿A donde van? ¿Qué piensan? Su introspección, la luz en su piel, la sugerencia de sus rostros y gesto son la antítesis de la frivolidad de tantos iconos femeninos contemporáneos.
19/03/2006 11:45 #. Tema: Solitarios Hay 1 comentario.
23/03/2006
El joven de la moneda en la mano
Hans Memling (1430-1494) fue un pintor de origen alemán afincado en Brujas a partir de 1467 y posiblemente vinculado inicialmente al taller de Rogier van der Weyden. Fue un artista famoso y respetado tanto en los Países Bajos como en Italia. Podemos imaginarlo como un artesano satisfecho con una vida muy ocupada en un taller próspero que recibió muchos encargos de pintura religiosa y bastantes retratos. De los primeros nos ocuparemos otro día.
Hoy me gustaría observar algún retrato del maestro Hans.
Ya sabemos que Holanda mantuvo a partir del siglo XV la que es juntamente con Italia, la mejor fábrica de retratos de Europa. Los maestros flamencos eran pulcros y amaban el detalle. En una pequeña tabla de poco más de un palmo eran capaces de captar la psicología del personaje desarrollando gestos, miradas y posturas, jugando con la luz o añadiendo elementos simbólicos. Los burgueses y aristócratas de la época, impulsados por el redescubrimiento de la individualidad, se convirtieron en visitantes habituales de los talleres de los pintores más reputados, con la voluntad de hacerse pintar y perdurar a su vida terrenal.
Sabemos que Memling pintó muchos retratos, de los que han sobrevivido una veintena, entre originales y copias de obras perdidas. Buena parte de esta obra corresponde a su época de madurez, cuando su éxito artístico consolidó la clientela.
Pasearse con ojos de mirón entre estos personajes que vivieron hace cinco siglos produce un enorme placer. Aún admitiendo que no podemos interpretar muchos de los símbolos que contienen, estos retratos nos presentan personajes próximos, con caras como las nuestras a pesar de las vestimentas, con miradas que reflejan ambiciones pueriles y similares incertidumbres. Qué sencillo es sentir empatía por ellos!.
Miremos el hombre de la moneda en la mano. Se trata de un hombre joven que nos mira de frente. Sostiene una moneda romana en su mano izquierda y en la derecha, seguramente, una rama de laurel. Viste un jubón negro cerrado hasta el cuello y luce bonete también negro: la vestimenta de un pequeño burgués, artesano próspero o cortesano de segunda. La oscuridad de las ropas contrasta con la cara, sutilmente iluminada por el sol poniente. El paisaje del fondo representa un lago en el que nadan dos cisnes. Un caballero montando un caballo blanco hace su paseo vespertino siguiendo la orilla. El sol se está poniendo: la parte superior del cielo está ya oscurecida.
¿Porqué Memling pinta un retrato en sol poniente? ¿Qué significa la moneda? ¿Porqué el joven comete la rareza de mirarnos a los ojos? ¿Porqué se pasea el caballo blanco y nadan los cisnes? ¿Porqué hay una palmera en primer plano del paisaje? ¿Porqué sostiene la moneda con la mano izquierda, la mano diabólica según la iglesia católica de la época?
Seguramente si podemos identificar el personaje, podremos contestar a las preguntas. La mala noticia es que no sabemos quién es. Hasta 1871 el cuadro se atribuía a Antonello de Messina y se suponía un autorretrato. La presencia de la moneda que el personaje exhibe en su mano izquierda sugirió que podía tratarse de un medallista. El principal candidato fue durante tiempo Giovanni de Candida. Cuando más tarde apareció un retrato autentificado de Candida, que no se parece en absoluto a nuestro personaje, se buscó otro medallista. Quizá sea Niccolo di Forzore Spinelli. Nadie lo sabe. En cualquier caso sí parece seguro que se trata de un italiano. La presencia de una palmera en un lugar preferente del paisaje lo certificaría.
El caballo blanco y los cisnes quizá sean un convencionalismo religioso de la época. No se trata del único paisaje de Memling donde aparecen juntos:
Los cisnes podrían significar el sacrificio y pasión de Jesucristo y el caballo blanco personificar su presencia en la tierra.
La moneda ha sido identificada como un sextercio de Nerón. ¿Nuestro personaje lo atesoraba como una rareza?. Seguramente no. ¿Se trata de un símbolo del mal. Nerón el martirizador de cristianos? ¿Es un símbolo profesional o un pictograma relativo al nombre de nuestro personaje que se llamaría Nero, Nerone o Neri?
¿Porqué está anocheciendo? Seguramente Memling descubrió algo en este joven que le impulsó a pintarlo en la hora más nostálgica del día. ¿Qué sería?
23/03/2006 09:24 Autor: Phileas. #. Tema: Miradas No hay comentarios. Comentar.
25/03/2006
La nave de los locos de Hieronymous Bosch (I)
Esta es mi nave de los locos
de la locura es el espejo.
Al mirar el retrato oscuro
todos se van reconociendo.
Y al contemplarse todos saben
que ni somos ni fuimos cuerdos,
y que no debemos tomarnos
por eso que nunca seremos.
No hay un hombre sin una grieta,
y nadie puede pretenderlo;
nadie está exento de locura,
nadie vive del todo cuerdo
Sebastian Brant, la nave de los locos.
En 1494 Sebastian Brant publica en Basilea "La nave de los locos" un poema satírico compuesto de 2000 octosílabos pareados que relatan el viaje al país de la locura (Locagonia) de 111 personajes de diferente clase social representando cada uno de ellos un vicio humano. Cada capítulo trata, en una página o poco más, sobre algún tipo de locura o conducta inmoral. Tenemos "Casarse por dinero", "Ruido en la iglesia", "De los libros inútiles" o "Del querer tener siempre la razón".
Sería un error creer que los pasajeros de este singular viaje son dementes. En esta nave, según Brant, viajamos todos porque los hombres "ni somos ni fuimos cuerdos". El concepto de locura que maneja el autor es extremadamente ámplio e incluye al enajenado, al inmoral y al más pequeño de los pecadores.
Sebastian Brant, por Durero
Representación de la nave de los locos
El libro tuvo un enorme éxito comercial. En términos contemporáneos podríamos compararlo, con perdón, a un best-seller de Dan Brown. Conociendo las preocupaciones de nuestro pintor de Hertohenbosch debemos pensar que el texto le agradó, seguramente mucho, lo suficiente como para que se planteara pintar su nave y dar, según su costumbre, un poco de caña.
Así tenemos ante nosotros esta "nave de los locos", una tabla de la que sólo sabemos con seguridad que fue pintada después de 1494. No conocemos cómo la concibió Bosch porqué está mutilada. Por su forma, parece que pudo ser el panel lateral de algún tríptico del que desconocemos el resto de sus piezas.
Aún con la posibilidad de equivocarnos al no poder hacer una lectura completa de la tabla, vamos a leer el cuadro tal como se conserva en el museo del Louvre.
En primer lugar intentaremos que el nombre del cuadro no nos provoque una lectura anacrónica de la imagen: esta nave de los locos, si Bosch está en sintonía con Brant, no transporta tan sólo dementes, nos transporta a todos. Y eso podemos deducir al pasar nuestra mirada por los distintos personajes: loco, loco, sólo hay uno. Y es cláramente identificable porqué va vestido de loco, con su traje de cascabeles ajustado hasta la cara con una capucha con orejas de burro. Allí le tenemos, encaramado al arbolito que Bosch planta en popa. Al hombro un bastón con una cabeza de loco tallada en la empuñadura, bebiendo tranquilo de su escudilla. ¿No és paradójico que sea el personaje más relajado del cuadro?.
El resto de los personajes no están chiflados, son pecadores. Como casi siempre en la pintura del Bosco, los clérigos ocupan una posición preferente entre los inmorales. En este caso un franciscano arrugado y de cara ansiosa compite con una monja y tres laicos en el juego de cucaña de "comerse el bollo". ¡Qué monje más ridículo! Y su compañera tocando la vagina-laúd en una convencional referencia a la lujuria. Sobre la tabla que separa a los clérigos, más lujura -las cerezas- y el vicio del juego, representado en el cubilete de dados. Las figuras a popa y proa representan la enajenación de la borrachera: a popa un personaje vomita, a proa un hombre gordito no puede ya ni levantarse mientras su comadre se sirve más vino. En el agua, ese medio ambivalente entre la salvación y el pecado, nadan dos hombres desnudos que intentan alcanzar los placeres de la nave.
En el colmo del desgobierno de la embarcación, los mástiles del barco son árboles inclinados que aún conservan el follaje y el timón no es otra cosa que un enorme cucharón que maneja despreocupadamente uno de los participantes en el juego del bollo. Parece poco probable que la nave resista mucho tiempo sin naufragar.
25/03/2006 18:21 Autor: Phileas. #. Tema: Bosch Hay 1 comentario.
26/03/2006
La nave de los locos de Hieronymous Bosch (II)
Un personaje participa en otro juego de cucaña: intenta descolgar un ganso asado que alguien ha atado al extremo del árbol-mástil, justo bajo el estandarte. La bandera nos da una nueva pista sobre la naturaleza de los viajeros. Se trata de la oriflama de los lunáticos; el símbolo de la media luna, que tanto sirve para designar al infiel como al loco. En los carnavales holandeses, los carros de los dementes eran adornados con este símbolo.
La tabla completa transmite un cierto aire carnavalesco, seguramente inspirado en el folklore flamenco de la época. Las cabalgatas de carnaval incluían carros cargados con los locos de la ciudad, mostrados así para provocar el jolgorio del público. Existía además una famosa cofradía carnavalesca, llamada "la barca azul", muy celebrada por literatos y pintores. Observemos un nueva posible referencia al periodo del carnaval: si en un mástil está atado un ganso asado, alimento de carnaval, en el otro está colgado un pescado, alimento de cuaresma. Nos quedamos con la posibilidad: el Bosco colgó demasiados pescados en sus cuadros para dar completamente por cierta esta idea.
El recurso al mástil en forma de árbol aparece recursivamente en alguna tabla y en los dibujos del Bosco. No se trata, en cualquier caso, de una innovación iconográfica de este autor. Observemos este grabado ilustrativo de una Nave de los Locos:
Tenemos a dos locos remando y al arbol de la ciencia en función de mástil, con Lilith enroscada tentando a la mismísima Eva y a Adán embobado con lo que le está contando su señora.
He reservado un elemento para el final de esta nota. El buho medio escondido entre unas ramas de avellano en la parte superior de la tabla. Se trata, en efecto, de un objeto disonante. En el equilibrio compositivo de la tabla, aun teniendo en cuenta que se trata de un cuadro mutilado, las ramas atadas a la parte superior del cuadro rompen el equilibrio triangular de la composición. ¡Si pudiéramos ver la pieza completa! Lo que parece completamente seguro es que las ramas de avellano y el buho son añadidos posteriores, no están pintadas del mismo modo ni con los mismos colores. No sabemos si fue obra del propio Bosco o de alguno de sus discípulos.
Estudiemos este dibujo, también conservado en el Louvre y que parece una reproducción muy aproximada de la escena original:
Cierto que el dibujo no es exactamente igual, pero si es lo suficientemente cercano como para pensar que fue tomado a la vista de la pintura original.
En este mástil no está ni el buho ni las ramas superiores. ¿Porqué lo añadirían? ¿Se trató de un capricho decorativo o, por el contrario, añade algún significado al cuadro? Desgraciadamente el Bosco pintó en sus cuadros muchos buhos y en diferentes contextos como para asegurar un significado. El buho fue símbolo de sabiduría, de vicio, de locura y de herejía. Aceptaré, para este caso, la hipótesis del buho como símbolo de la locura. Pero no aceptaremos una imagen plana de esta locura, le añadiremos intención, como intención tuvo añadir el ave al cuadro.
Pensemos en nuestro buho como una representación de Tyl Uylenspiegel (Tyel el Buho del Espejo) -¡lástima que no veamos ningún espejo en el cuadro!- Este personaje de ficción funcionaba como una válvula de escape en una sociedad enormemente reprimida por el poder y la religión como era la centroeuropea de la época. Al igual que en carnaval se rompen las distancias de clase y los pobres pueden reirse de los poderosos, Tyl Uylenspiegel es un loco que, por su condición, les puede cantar las verdades a estos poderosos en sus propias barbas. Quiero pensar en el Bosco como un pintor que nunca perdió la compostura pero que también fue capaz de ironizar sobre las contradicciones de su tiempo, que fueron muchas. Su buho, sus locos, su carro de heno, su jardín de las delicias pueden ser el Tyl Uylenspiegel de la pintura flamenca de finales del siglo XV, una denuncia simpática, aparentemente alegre, superficial y digerible por el poder de las injusticias.
26/03/2006 12:01 Autor: Phileas. #. Tema: Bosch No hay comentarios. Comentar.
29/03/2006
Ariadna y Baco. Tiziano
Isla de Naxos. Ariadna acaba de descubrir que Teseo la ha abandonado huyendo en un barco que aparece al fondo. Es la imagen del amor perdido. (aquí es donde empieza a cantar...¿pueden oírlo?
Aparece de repente Baco el dios del vino (pero recuerden que también de la inspiración, que se enamora de la belleza de Ariadna. Baco no está sólo, le acompañan sus sátiros,sus borrachos y sus ninfas. Ariadna se asusta ( y aquí es cuando su lamento se convierte en terror)
Sorpresa, tristeza, amor, terror y amargura. Nunca antes también expresado con música en vivo y en technicolor.
El arte llama al arte, no separen nunca la belleza de la belleza.
Perdón, me he pasado con el corta y pega del enlace, sólo quería que vieran el cuadro, si Donna tiene la elegancia de eliminar el anterior comentario. Gracias. Se lo volveré a escribir a continuación.
Esto es:http://www.flickr.com/photos/81611936@N00/119369388/
Isla de Naxos. Ariadna acaba de descubrir que Teseo la ha abandonado huyendo en un barco que aparece al fondo. Es la imagen del amor perdido. (aquí es donde empieza a cantar...¿pueden oírlo?
Aparece de repente Baco el dios del vino (pero recuerden que también de la inspiración, que se enamora de la belleza de Ariadna. Baco no está sólo, le acompañan sus sátiros,sus borrachos y sus ninfas. Ariadna se asusta ( y aquí es cuando su lamento se convierte en terror)
Sorpresa, tristeza, amor, terror y amargura. Nunca antes también expresado con música en vivo y en technicolor.
El arte llama al arte, no separen nunca la belleza de la belleza.
Me gustaría hacer un comentario sobre algo que han dicho tanto el sr. Anónimo como Angelicata y, si la sra. Anónima deja algún bit libre para mí (¿le queda algún cuadro del Prado por comentar?)
Fundamentalmente vienen a decir que la música es el Arte (con mayúsculas), el arte absoluto. Dejando en entredicho o ninguneando a las demás artes. Por supuesto que no estoy de acuerdo con esa categórica afirmación. Pero cada uno puede hacer con sus estados de ánimo y sus saboreos de belleza lo que quiera. (Hasta aquí voy bien ¿no?)
Si hacemos un poco de historia, veremos que en la Antigüedad las artes estaban simbolizadas por las nueve musas de las Artes y las Ciencias, aunque la Enciclopedia de Dierot sólo menciona la existencia de cuatro: la arquitectura, la escultura, la pintura y el grabado.
En el siglo XVII, el filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel realizó la clasificación actual: arquitectura, escultura, pintura, música, danza y poesía.
El italiano Canudo, fundador de "La Gaceta del SéptimoArte", añadió a la lista el cine, en los años 20.
Teniendo tanto para elegir ¿por qué quedarse sólo con la música? Es como si te dan el mar y te quedas sólo con el charco de enfrente de tu casa. Que ya sé que tiene ranas y sapos verdes, pero es un charco al fin y al cabo.
Y de la música… ¿por qué sólo la música clásica? Y la otra música ¿no existe? Voy a hacer una declaración que me puede costar mi reputación para los próximos cinco lustros: mis clásicos no son los mismos que los de ustedes, mis clásicos son Lou Reed, Leonard Cohen, Tom Waist, Bob Dylan, Miles Davis, John Coltrane, Van Morrison y gente así. Ellos son los que me hacen vibrar. Hala, ya está.
(Repasando: No he dicho foros, no he dicho superficial, no he dicho que me gusta la 9ª de Mahler, no he dicho sinceramente… bien… prueba superada… omm omm omm omm omm omm).
Mientras pienso cómo será su merovíngica melena y escucho Phrygian Gates de..., podré decirlo?, sí, de Adams, le agradezco su saludo, pero quería hacer como que no ha pasado nada, al estilo de esos tipos que se caen delante de un montón de gente haciendo un evidente ridículo y luego se levantan ágilmente para mostrar su afectada indiferencia, pero su saludo lo ha hecho imposible, muchas gracias! ( Y supongo que esto, que estoy diciendo, no ayuda en esa visión de trapecista que se pegó un costalazo)Sí, estoy de acuerdo en su aprecio de la música, aunque algunas veces me la imagino vomitando cuando escucha a Haendel(pero, con poco éxito).
Si, gran Anónima, su Ariadna era muy hermosa pero me gustó el va tacito que estaba al lado. Además para la Ariadna en Naxos ya tenemos a la straussiana(aunque supongo que usted podrá decir qué versión es mejor, si la primera o la segunda-sólo conozco la segunda). Me admira su entusiasmo por lo pictórico, pero si me lo permite, creo que no la seguiré; no sé, lo sinestésico me deja más bien frío(será éste un comentario sinestésico?). Haría una pira con todas las pinturas del mundo-con una excepción- y me sentaría en ella a escuchar la cuarenta y uno. Espero no quemarme.
¿No dijo Cioran que lo que en Bach es divino en Haendel es heroico?.
Bien, y ahora no sé por qué acabo de decir esto.
Anónima, no me gusta eliminar comentarios -bueno, los míos sí- así que si no le importa a nadie más, dejaré para la posteridad su prolijo análisis (o de quien sea) para que sus nietos, los nietos de sus nietos y los nietos de los nietos de sus nietos, se sientan orgullosos y tengan una razón para seguir adelante cuando sus fuerzas flaqueen, ni siquiera el "If" de Kipling les dará tanto ánimo. (Por cierto, y como Homer -perdonen otra vez- dijo, "pretendía ser sarcástica").
Liuva, sólo se me ocurre decir lo que Protágoras señaló: "Lo que a mí me parece frío es frío, aunque no le parezca así a otro". Supongo que esto afirma un relativismo radical, cada hombre tendría "su verdad".
Y alguien más (pues mi caótica libreta de notas así me lo dice) dijo algo parecido: "Como cada cosa me aparece, así es para mí, y como te aparece a ti, así es para ti".
No sé a ustedes, pero a mi me parece de un simplismo maravilloso.
Esto me recuerda a aquella conocida y no poco tonta expresión de que las apariencias engañan. ¡No! Las apariencias no engañan, ¡son apariencias!
Estimada srta. Liuva(la verdad es que no sé cómo tratarla ahora despues de semejante situación, una afectada indiferencia?, una afectuosidad excesiva? una elegante sinceridad? una acritud hipocritona? una simpatía rebosante de malas intenciones, una camaradería ficticia?, una pasión frugívora?, -y ahora me pregunto cuál será la palabra idónea, pues si para dos opciones es dilema,cuál es para cuándo tienes un montón de opciones? bueno, a la porra esto-) Y ahora se me ha olvidado lo que iba a decirle.
Ah, si! que me gusta que sea como sea.
Está clarísimo, uno es como es, uno ha de ser como ha de ser y a uno le ha de gustar lo que le ha de gustar. No se mareen más.
Llámenme pesada - en voz baja- pero les voy a poner otra cita de Los Simpons. Sé que es muy probable que estén ya preparándose para saltar desde sus ventanas, pero tengan la delicadeza de hacerlo después de haberla leido y cuando no pase nadie por la calle:
LISA A HOMER (tras que éste afirmara querer vengarse de un oso que le atacó): "Papá, no puedes vengarte de un animal, esa es la moraleja de Moby Dick.
HOMER: Lisa, la moraleja de Moby Dick es "sé tú mismo".
Cada cual es como lo hacen y cada uno con su cada una.
Unamuno
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