Naturalmente, yo ya me pedí un ejemplar y por supuesto ya lo he leído. Tengo que admitir que dadas sus hilarantes entradas, disparatados comentarios e ingeniosa locuacidad, tenía la impresión de que iba a ser algo completamente humorístico, sin embargo, ¡caramba!, este señor sorprende por momentos. Reconozco que hubo veces en que leyéndolo sentí más terror que cuando contemplo la idea de una visita al dentista.
Bueno, léanlo o no, qué sé yo. Pero si se lo piden a él directamente, os lo enviará con una dedicatoria personalizada y una mantita eléctrica de viaje (chsssss, calle, calle, Sr. Groucho, déjeme a mí la labor marketiniana).
Para terminar esta entrada, me gustaría dedicarle una cita de Catón que aparece en "Las paradojas de Mr. Pond" del egregio escritor G. K. Chesterton:
"No está en los mortales reclamar el triunfo, pero haremos más, Sempronio, lo mereceremos."
16 comentarios:
Me gustaría seguir su consejo librero ciegamente, tal como he seguido otros hasta ahora y creo que no me ha ido nada mal(por ahora), pero sabe? hay un obstáculo que me parece insalvable(también creo que... por ahora), tengo como norma no leer ningún libro que haya sido escrito por alguien que esté vivo o ,en su defecto, coma o tenga tiempo todavía para enamorarse de mujeres mayores de cincuenta años. ¿Sabe, puesto que usted parece tener información confidencial del señor Groucho, si este señor piensa morirse próximamente? Porque en ese caso, tendría el gusto de pedírselo al día siguiente del evento(no me hace falta un certificado de defunción, me bastaría su palabra de que el señor Groucho ya no está entre nosotros).
Puedo asegurarle que estoy de lo más muerto, señor anónimo, o al menos eso me dice mi esposa los sábados por la noche.
Muchísimas gracias por el post, señorita Donna, luego hablaremos de la comisión que no pienso pagarle.
Sr. Groucho, deje, deje, mis entradas no son comisionables, y mucho menos cuando no se me pagan. En cualquier caso, me conformo con saber que sus ganas de que el Sr. Anónimo le compre su libro no son tan enormemente irresistibles como para llevarle a realizar actos desesperados como el de, por ejemplo y ya que lo hemos citado, el pobre Catón, el joven. Lean lean (pero, repito, no cojan ideas que después me sentiría un poco culpable):
Estando en Útica, Catón no participó en la batalla y, negándose a vivir en un mundo gobernado por César y rehusando concederle a éste el poder del perdón, se suicidó. De acuerdo a la crónica de Plutarco, Catón trató de suicidarse arrojándose sobre su propia espada, pero falló en su intento al tener la mano herida. Uno de los esclavos de Catón le encontró en el suelo y llamó a un médico para que atendiera sus heridas. Catón esperó hasta que terminaron de atenderle y le dejaron, para posteriormente quitarse los vendajes y, con sus propias manos, extraerse los intestinos, completando de esta horrible forma su suicidio.
César, que tras su victoria en Tapso había forzado la marcha hacia Útica, al conocer la noticia del suicido de Catón exclamó: «Catón, a regañadientes acepto tu muerte, como a regañadientes hubieras aceptado que te concediera la vida»
Pues tomo buena nota de ello donna Angelicata y dígale a don Groucho que lo que más me ha atraído, en principio, es lo de la mantita...¡Vaya si funciona el marketing!, jeje.
A mí este Catón(por no hablar del otro) me parece un pelma. Es de estos tipos moralistas que tienen que fastidiarnos a los demás con su repelente ética y que a toda costa tiene que mostrarla. Creo que si uno es un buen tipo debería tener el buen tino de ocultarlo(por ejemplo, yo les estoy ocultando que soy una hermosísima persona), pero no, allá que van estas gentes con su ostentosa moral. Sí, me imagino que Catón llevaría hoy un 2CV.
Ciorán dijo “admiro mas a un portero que se suicida que a un poeta vivo”. Sr. Groucho, si quiere que el sr. Anónimo, y yo misma, le leamos, suicídese. Pero suicídese bien, con gracia, no como el chapuzas de Catón. Sr. Anónimo, Catón no es digno de montar en un 2CV.
¡Pero si ya me he suicidado, señorita liuva! Incluso dos veces, para asegurarme.
Angelicata, tengo una duda. Si a una ópera le quitas la música y la voz ¿qué queda?
Es que en no sé qué país les ha dado por representar una ópera interpretada con el lenguaje de los signos, sólo para sordos: todos los actores son sordos y todo el público se supone que es sordo.
¿Se podría hablar del suicidio de la ópera?
Sr. Groucho, me alegro que se haya suicidado, me leeré su libro en cuanto acabe las obras completas de León Tostón.
Liuva, hace unas preguntas muy extrañas. ¿De verdad se hace eso?. Pues vaya, evidentemente no tengo nada en contra de los sordos, pobrecillos, pero yo creo que si fuera sorda y quisiera enterarme de qué va una ópera, sencillamente me leería el libreto.
Por otra parte, me parece que se cae por su propio peso que la gracia de una ópera es "escucharla". No, si yo fuera sorda -y creo que si me sucediera ahora, no podría soportarlo- leería, leería, leería mucho más.
Lo de la ópera muda venía hoy en el País digital con video y todo.
Groucho...¿lo que da miedo del libro no será su precio, verdad?
Si es así, présteme 20 pavos para gastármelos en alcohol para que se me quite el susto.
Catón fue sólo un aprendiz de suicida al lado del número uno de los suicidas clásicos, llamado también el padre del suicidio. Que no puede ser otro que Periandro.
Periandro se hizo tantos enemigos, y tan feroces, que estaba seguro que, de encontrarlo, le descuartizarían sin pensarlo aún estando muerto, de hecho su hijo Licofón resulto asesinado como medida preventiva para evitar la continuación de la saga maldita. Por lo tanto Periandro no sólo quería suicidarse sino que, además, quería evitar que su cuerpo fuera encontrado, lo que lo llevó a concebir la siguiente fórmula:
Periandro escogió un lugar apartado del bosque y mandó a dos jóvenes que lo siguieran. A una señal suya los hombres se abalanzarían sobre él, le darían muerte y le enterrarían allí mismo. Cuatro hombres tenían que matar a los dos anteriores y enterrarlos un poco más lejos, un nuevo grupo mataría a estos cuatro y los enterraría aún más lejos, de tal forma que resultaría imposible identificar la ubicación del cadáver.
Pero para desgracia de Periandro alguien encontró su tumba y dejó escrito el siguiente epigrama:
“Aquí cabe Periandro en esta estrecha sepultura, cuya tyranía no cabía en toda la gran Grecia.
Aquí yaze Periandro, muerto do comen sus carnes los gusanos, el qual biviendo comía los bienes de los huérfanos.
Aquí yaze Periandro el tyrano, el qual vivió en perjuyzio de muchos y murió en provecho de todos.
Aquí yaze Periandro el tyrano, cuya vida quitó muchas vidas, cuya muerte escusó muchas muertes.
Aquí yaze Periandro el tyrano, cuya vida fue derramar sangre de pobres y cuyo fin fue aprovecharse de sudores agenos.
Aquí yaze Periandro el corintho, el qual en las leyes que ordenó se mostró justo y en no guardar ninguna se mostró tyrano.
Aquí yaze Periandro el tyrano, el qual en ochenta años acabó su tyranía y para siempre durará en Corintho su infamia.”
Liuva, ya que la cosa va de suicidios, aquí les dejo la manera de suicidarse con toda tranquilidad mientras se lee uno de sus libros favoritos
Conozco cien formas de morir.
Conozco cien formas de morir.
Siempre he pensado que intentaría una:
Tumbarme bajo un camión
algún día cuando esté de pie junto a uno.
O tirarme desde un puente.
Pero esas cosas deben ser
muy duras para los basureros
o para los hombres que limpian el mar.
Conozco un veneno que podría beber,
a menudo he pensado que lo iba a probar.
Pero mi madre lo compra para el fregadero,
beberlo sería derrocharlo.
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Resume
Las cuchillas te hacen daño;
los ríos están húmedos;
los ácidos te manchan;
y las drogas dan calambre.
Las armas no son legales;
los nudos corredizos ceden;
el gas huele fatal;
debes vivir lo mejor que puedas.
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Dorothy Parker.
"Me deleito soñando con el suicidio" es un verso que escribió a los treinta años Dorothy Parker quien, por la misma época, intentaba alcanzar la fortuna de los muertos al cortar sus venas: "¡Que afortunados son los muertos!" escribió en el mismo poema. En 1925 y 1932 apostó de nuevo por tal fortuna, ambas veces tragando pastillas, pero tampoco la alcanzó. Finalmente, con el pecho agitado y el orgullo herido, el 7 de junio de 1967 accedió al último sueño empujada por un ataque al corazón y con setenta y tres años.
Tras su segundo intento Dorothy adoptó la costumbre de llamar a su perfume "la esencia para cadáveres recomendada por los empresarios de pompas fúnebres". Fue una mujer fascinada por la muerte, los títulos de sus libros así lo indican, de igual manera su curiosa manía de componer epitafios para sus amigos y contertulios de la "Mesa Redonda". Frecuentemente revisaba la versión del que escribió para sí, del cual la siguiente resulta ser la más difundida: "Here lies Doroty Parker. Excuse My Dust!"
Como no encuentro nada tan mortífero como las dos precedentes(e impresionantes) entradas para dedicárselo a nuestro noble autor(todavía vivo) me atrevo a poner algo terrorífico que he descubierto en una biografía de Nietzsche (no saquen conclusiones apresuradas puesto estoy leyendo seis biografías). Parece que entre el otoño de 1868 y la primavera de 1869 escribió esto:"Lo que me llena de espanto no es la terrible figura que hay detrás de mi silla, sino su voz; y tampoco las palabras, sino el tono inhumano y terriblemente inarticulado de esa figura. Ay,si por lo menos hablara como hablan los humanos." ¿Qué es lo que vió y oyó Nietzsche? ¿Fué una pesadilla? ¿Una alucinación?
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