viernes, diciembre 26, 2008

El viejo rastro

Este fin de semana se anuncian lluvias e inestabilidad. No debería recibir estas noticias con desagrado o sorpresa siendo coherentes con las fechas que son. De hecho, normalmente siempre es motivo de alegría pues soy extremadamente hogareña y la sola idea de estar todo el fin de semana en pijama, leyendo, escuchando música, viendo películas antiguas, restaurando viejas estufas, tomando un buen café caliente, mientras llueve y sopla el frío viento fuera (que nevara aquí, en la tierra de las naranjas, si que sería novedoso) me llena el espíritu de paz y armonía. Ahora ustedes dirán que no hace falta que llueva para que yo, ser de extraños hábitos, lleve a cabo estas actividades, pero bueno, quería darle un punto de melancolía a lo Amelie (¡qué irritante!)

El motivo de que en esta ocasión me disguste que se produzca un temporal por leve que sea, es que, con toda probabilidad, se tendrá que suspender una actividad de los domingos por la mañana, descubierta -en su plenitud- hace poco. Sí, les hablo del viejo rastrillo. Cuánta satisfacción se puede encontrar en un sitio aparentemente tan inmundo. Y no me refiero sólo a los objetos materiales, absolutamente maravillosos muchas veces, que allí se pueden encontrar, sino al ambiente, objetivamente putrefacto y degradado, que se muestra sin embargo pulcro y decente ante mis ojos.

He llegado a ansiar entre semana el sacro ritual dominical tal como levantarme temprano, conducir plácidamente por las solitarias avenidas de una ciudad dormida hacia la plaza trasera de un estadio de futbol que en breve será derruido, llegar a la cafeteria de siempre, donde las simpáticas señoritas me obsequian con una cariñosa sonrisa y un café caliente amorosamente decorado (parecido a los de la imagen). "¿Te gusta así?"- me dicen. "Claro que sí, es muy bonito", pero pronto se desvanece todo su trabajo entre mis labios.


Y después me lanzo a la caza, como algunos llaman a esta divertida actividad. Mayoritariamente marcho con libros (pues son increíblemente económicos) pero algunas veces hay que añadir puzzles de caza de bisontes, mesas de forja y cristal, boomerangs australianos, juegos de café y relojes a la inglesa, etc.

Llama mi atención el hecho de que, como digo, aunque todo tiene un aspecto miserable e infame, parece que las reglas de la cortesía, educación y buena conducta se han instalado allí misteriosamente, y jamás han visto mis ojos hurtos, enfrentamientos, improperios o agravios. La ley del viejo rastro impera ceremoniosamente.

Si consigo acercarme este domingo, prometo presentarles aquí alguna modesta fotografía. Tan sólo deseo ardorosamente que no llueva.

[¡Al fin! La tecnología es a veces diabólica. Les pongo estas tontas imágenes de mi visita al rastrillo, y aprovecho para desearles un buen año. Yo me he propuesto comenzar a fumar, beber, no hacer deporte, leer a Saramago y escuchar a la Piaf. Un abrazo a todos. Permanezcan sanos y vean mañana el fabuloso concierto de Año Nuevo con Barenboim]
Se me olvidaba, todas estas fotos están tomadas en semáforos en rojo, ejem.






15 comentarios:

Anónimo dijo...

De acuerdo, mañana sobre la una espéreme en la calle más cercana al estadio, en el puesto de libros que está al lado del puesto de tebeos, le llevaré nada menos que la décima. Supongo que no será necesario dar detalles de mi apariencia,podrá distinguirme fácilmente por mi apariencia distinguida(no sé si será oportuno hacerlo en este momento, pero me gustaría comentar esos eufemismos que utilizamos para describir lo no agraciado,así cuando nos describen a mujer simpática el pensamiento nos lleva a mujer indescriptiblemente fea, y hombre distinguido nos encarrila del mismo modo a increíblemente horroroso)

Anónimo dijo...

Y hombre de gran intelecto a hombre extremadamente aburrido.


Hubo una vez un librero norteamericano que quiso regalarle un libro de poesia a un astronauta. Pensaba el hombre que sería una buena publicidad para su negocio. Un periodista, conociendo la noticia, fue a la librería y le preguntó al librero. ¿cree usted que un libro de poesía es lo más apropiado para un viaje por el espacio, bajo gravedad cero, no será un poco aburrido?

El librero le contestó: "Le garantizo que en cuanto el cohete despegue y salga de la atmósfera, en cuanto el astronauta tome el libro no podrá dejarlo en la mesa hasta que vuelva a la tierra"

Donna...¿qué tipo de cosas pretende usted encontrar en el rastrillo a parte de una pulmonía?

David PM dijo...

Tenga cuidado: conozco a cierta mujer que en un rastro de esa categoria volvió a casa con 3 hombres que habían sido puestos en venta por sus mujeres dado su escaso valor como conyuge. Y no fue ella quien los compró, sino los propios maridos (o ex maridos en este caso) que, tras ver un bolso, se abalanzaron sobre él. Es por eso que en ciertos sitios hay que tener un ojo siempre puesto en el bolso

Donna Angelicata dijo...

Sr. Anónimo, estoy totalmente ofendida. Le he estado esperando y han pasado veinte minutos, un caniche famélico, un violinista, dos profesores de instituto y un vendedor de escarpias. Mi ego está por los suelos (y además me he quedado sin la décima). Ahora quedaría hasta con un imitador de Sabina. Contemple, abrumado, lo consternada que me hallo. No sé si algún día me recuperaré de esta ignominia. Me vengaré.

Anónima, es muy divertida su anécdota. Yo conocía una en la que los americanos estuvieron años ideando un bolígrafo el cual ante gravedad cero, permitiera que la tinta bajara, para que los astronautas pudieran así escribir. Los rusos también idearon algo en menos tiempo, un lapiz.

En referencia a su pregunta, si consigo reparar el diabólico bluetooth, les mostraré unas imágenes que hice con el móvil de mi recorrido rastrillero y lo que allí encontré (aunque como finalmente llovió, fue más bien escaso)

Hum, David, nunca me había planteado que podría volver a casa con algún señor colgado del bolso. Normalmente llevo un bolso enorme y pesado, asi que tampoco me habría dado cuenta. De hecho, antes de ir a dormir, miraré en el armario por si hay escondida una legión.

E. G-Máiquez dijo...

O sea, que fuiste. Qué bien. Yo ya había disfrutado mucho con los preparativos y cómo con ese café amorosamente decorado que se desvanece entre tus labios. Qué inquietante.

Anónimo dijo...

Pero si sí que fuí! Yo que culpa tengo de que lloviera y no fuera el tipo de los tebeos y le llevaba la décima en la versión de Rattle(para combatir el vacío que debe de haber en sus mentes les dejo pensar sobre si era con la orquesta de Birmingham o de Berlin, ¿no es increíble?, conocen a algún tipo que pueda distinguir las dos versiones de Rattle?, incluso ahora me asombro yo mismo). Pero ¿no es posible que sucediera como en esa estúpida película de Tu y yo(y pensar que fue también McCarey el director de la más genial película de la historia, BIG BUSINESS!!!!!!)?, Que a uno de los dos nos hubiera atropellado un coche al ir a nuestro encuentro de ayer, que usted se hubiera quedado en silla de ruedas para la eternidad y que yo la descubriera en brazos de otro hombre en un concierto, y que usted hubiera comprado mi pintura de usted misma vestida con el chal de mi abuela(pero no sólo con el chal!)?
Pero, claro, pensándolo bien yo no le he dado el chal de mi abuela.

Anónimo dijo...

Que un corto de El Gordo y el Flaco sea para usted la película más genial de la historia dice claramente dos cosas de usted: 1ª) que, lamentablemente, se quedó en el cine mudo, no supo superar el cambio al sonoro y al color y todavía sigue allí, y 2ª) que el chal de su abuela en realidad era de su bisabuela y no era un chal sino una rebeca.

Si todavía hubiese elegido de McCarey “Sopa de ganso” de los Hermanos Marx no hubiera dicho nada, lo hubiera aceptado como se acepta pulpo en el juego ese, pero Big Business… no, de ninguna manera.

Anónimo dijo...

Admito los graves reproches que usted me hace acerca de lo del chal y de la bisabuela(pero eran bisabuelas?, confieso que me confundo entre las películas de Charles Boyer y Cary Grant y se me hace muy difícil pensar que ambos tuvieran tal cosa), pero sus reproches acerca de la mejor película(y qué piensa entonces de The fatal Glass of Beer?)se deslizan sobre mi suave y lubricada piel. Me asombra que usted objete que sea una película muda, bueno, ¿y qué?; por ese modo de razonar tendría que gustarme más Serrat(será pelma el tipo?) que Tallis.Sopa de Ganso me gusta muchísimo, pero no alcanza a Big Business.

Chuzz dijo...

¡Qué cuidadas eran esas ediciones de Anaya!

Anónimo dijo...

Cierto, aunque presumiblemente destinadas al mundo juvenil, yo pocas veces he visto libros tan atractivos; pondría reparos a sus llamativo exterior, pero papel, ilustraciones, que en su mayor parte eran de históricos ilustradores, incluso se tenía la deferencia de que los comentarios acerca del libro se colocaban al final. Había dos series, la mayor(que era muy hermosa, y ¡muy cara!) y la menor, de la que aprecio sobremanera los dos volúmenes de Grandville. Donna,de ¿quién son las ilustraciones de su máquina del tiempo?

Donna Angelicata dijo...

Sí, queridos Chuso y Anónimo, como dicen es una edición muy buena, también tengo en la misma "El mundo perdido" de Conan Doyle.

Sr. Anónimo, la ilustraciones son de Miguel A. Rodríguez.

Anónimo dijo...

Predicción meteorológica para el día 4 de Enero en Valencia:

-30% de posibilidad de precipitaciones (lluviosas, supongo).

-Temperatura máxima, 14 grados centígrados.

-Temperatura mínima, 9 grados centígrados.

-Viento Noreste, velocidad aproximada de 18km/h.

-Indice máximo de rayos ultravioleta, 1.

-Cielos con nubes blanquitas y el sol asomándose con pudor de vez en cuando.

Que tenga una buena jornada, Donna, y le aprovechen el café personalizado y los croasanes.

Donna Angelicata dijo...

Gracias Librepensador. Ya me temía que mañana podía haber un alto riesgo de lluvia teniendo en cuenta como está hoy el día. Vaya suerte la mía, desde luego, desde que voy al rastrillo los domingos, han aumentado misteriosamente las precipitaciones en este día. Chesterton diría que llevo la lluvia conmigo. (Hablando de Chesterton, ya me he pedido para estos reyes, por supuesto, los cuentos completos del Padre Brown en la bella edición que ha salido de Acantilado).

Vengo de comprar en Paris Valencia (para aquellos que sean de esta hermosa y de domingos lluviosos, ciudad, "El manantial" de Ayn Rand por 2,95€, también "Otra vuelta de tuerca" de Henry James y un libro sobre el anillo del nibelungo).

Anónimo dijo...

Hm, "El manantial". Desconozco la obra original, pero ví la adaptación cinematográfica de King Vidor. Para mi humilde gusto, el personaje de Gary Cooper era demasiado "íntegro", monolítico, sin dobleces (ignoro si en la obra de Rand también es así), todo lo contrario que los turbios personajes que el gran James Stewart tuvo la valentía (dada la imagen de "bueno" que tenía para el gran público) de interpretar en las películas que el interesantísimo Anthony Mann le dirigió en los 50 del siglo pasado.

Un cordial saludo.

Donna Angelicata dijo...

Sí, también tengo la película que me gusta muchísimo. Tiene razón en el personaje de Gary Cooper, pero es que precisamente su descripción es la esencia del mismo. No, Howard Roark no pide ni da nada, es fiel a su integridad cueste lo que cueste, es héroe, creador, independiente.

Les dejo con su discurso:


"Hace millones de años un hombre primitivo descubrió cómo hacer fuego. Probablemente fue quemado en la hoguera que él había encendido para sus hermanos pero les dejo un regalo inimaginable al hacer desaparecer la oscuridad de la tierra.

A través de los siglos hubo hombres que dieron los primeros pasos por nuevos caminos apoyados solamente en su visión. Los grandes creadores, los pensadores, los artistas, los científicos, los inventores lucharon contra sus contemporáneos. Se oponían a todos los nuevos pensamientos, todos los nuevos inventos eran denunciados y recusados pero los hombres con visión de futuro salieron adelante.

Lucharon, sufrieron y pagaron por ello, pero vencieron. Ningún creador estuvo tentado por el deseo de complacer a sus hermanos. Ellos odiaron el regalo que él ofrecía, su verdad era su único motivo, su trabajo era su única meta. Su trabajo, no el de los que se beneficiaran de él. Su creatividad, no el beneficio que de ella obtendrían otros. La creación que daba forma a su verdad.

Él mantenía su verdad sobre todo y contra todos. Seguía adelante sin tener en cuenta a los que estaban de acuerdo con él o a los que no. Con su integridad como única bandera. Él no servía a nadie ni a nada. Sólo vivía para sí mismo. Y sólo viviendo para sí mismo pudo lograr las cosas que luego se han reconocido como la gloria de la humanidad.

Esa es la naturaleza de la creatividad, el hombre no puede sobrevivir si no es a través de su mente. Llega al mundo desarmado, su cerebro es su única arma. Pero la mente es un atributo del individuo, es inconcebible que exista un cerebro colectivo. El hombre que piensa debe pensar y actuar por sí solo. La mente razonadora no puede funcionar bajo ninguna forma de coacción, no puede estar subordinada a las necesidades, opiniones o deseos de los demás, no puede ser objeto de sacrificio.

El creador se mantiene firme en sus convicciones, el parásito sigue las opiniones de los demás. El creador piensa, el parásito copia. El creador produce, el parásito saquea. El interés del creador es la conquista de la naturaleza, el interés del parásito es la conquista del hombre. El creador requiere independencia, ni sirve ni gobierna, trata a los hombres con intercambio libre y elección voluntaria; el parásito busca poder, desea atar a todos los hombres para que actúen juntos y se esclavicen. El parásito afirma que el hombre es sólo una herramienta para ser utilizada, que ha de pensar como sus semejantes y actuar como ellos y vivir la servidumbre de la necesidad colectiva prescindiendo de la suya.

Fíjense en la historia. Todo lo que tenemos, todos los grandes logros, han surgido del trabajo independiente de mentes independientes y todos los horrores y destrucciones, de los intentos de obligar a la humanidad a convertirse en robots sin cerebros y sin almas, sin derechos personales, sin ambición personal, sin voluntad, esperanza o dignidad. Es un conflicto antiguo, tiene otro nombre: lo individual contra lo colectivo.

Nuestro país, el más noble en la historia del hombre, tuvo su base en el principio del individualismo, el principio de los derechos inalienables. Fue un país donde el hombre era libre para buscar su felicidad, para ganar y producir no para ceder y renunciar. Para prosperar, no para morir de hambre. Para realizar, no para saquear. Para mantener como su propiedad más querida su sentido del valor personal y como virtud más apreciada su respeto propio. Miren los resultados. Esto es lo que los colectivistas les están pidiendo que destruyan como ya se ha destruido en gran parte de la tierra."

"El creador vive para su trabajo. No necesita de otros hombres. Su fin esencial está en sí mismo. El parásito vive de otros. Necesita de los demás. Los demás se convierten en su motivo principal. La necesidad básica del creador es la independencia. La mente que razona no puede trabajar bajo ninguna forma de coacción (...). La necesidad básica del parásito es asegurar sus vínculos con los hombres para que lo alimenten. Coloca las relaciones en primer lugar. Declara que el hombre existe para que lo alimenten. Predica el altruismo, la doctrina que exige que el hombre viva para los demás y coloque a los otros sobre sí mismo (...) El verdadero egoísta no es quien sacrifica a los demás. Es el que no tiene necesidad de usar a los demás de ninguna forma".